Matar o Morir: Elijo morir por favor.
Delante de cámara la sólida Jennifer Garner lleva a cabo una venganza que ya hemos visto, pero con fragilidades detrás de cámara; tanto en la dirección como en el guion.
Es una simple historia de venganza. Queda bastante claro al tipo de espectador que está dirigida esta película. Más allá del evidente ensañamiento contra los mexicanos que no ayudaría a la actualidad del país productor, aunque probablemente siendo del agrado para gran parte de Estados Unidos, solo entrega drama por momentos con secuencias de acción bastante básicas.
La película empieza con la heroína golpeando a un sujeto en el auto. Para luego irse a una camioneta y curar sus heridas a lo Rambo. Es entonces cuando llega el flashback para entender porque mató a ese hombre. Sigue con un detonante imponente, pero durante el transcurso de los hechos, cuando comienza a efectuarse la venganza, la fuerza de aquel golpe disminuye convirtiéndose en una mala copia de los films de acción en los cuales se está basando.
Quizá muchos estén esperanzados de ver una buena película debido a que es del mismo director de Búsqueda Implacable (Taken-2008), el señor Pierre Morel. Pero esto sirve para aprender a que las obras cinematográficas no dependen de solo una persona. En aquel caso del 2008 uno los guionistas eran Luc Besson y Robert Mark Kamen (El Quinto Elemento, El Transportador, etc.) los cuales aunque sea entregaban coherencia en su acción.
En este caso con Matar o Morir, Chad St. John es el guionista (London Has Fallen – 2016) que nos trae una trama rústica. Solo empieza con un golpe dramático que se evapora como agua durante el transcurso de la historia clásica como es el de una mujer que sufre una tragedia, y empieza a vengarse de quienes lo hicieron. Aunque el comienzo parece prometedor con respecto a la empatía que podemos sentir con Riley North (Una Jennifer Garner que recuerda a Elektra) esto no se sostiene, siendo intervenido por secuencias de acción simples y sin corazón. Teniendo a mano películas como John Wick, o Atomic Blonde, que le otorgaron estilo a las películas de acción clásicas, este film parece quedarse atrás en ciertos aspectos. El director no puede mantener la adrenalina en momentos de acción como lo hizo con Taken.
No entrega credibilidad en situaciones tales como escapes de algún lugar a punto de explotar, cortes de cámara para generar la huida de un personaje, además de ni siquiera mostrar las primeras muertes propias de la venganza del personaje. Decepciona a los pocos minutos de entrar al segundo acto.
Jennifer Garner hace lo posible para entregarnos una madre desesperada y vengativa que por momentos funciona. Sin embargo la caracterización del personaje Riley, desde el punto de vista del guion, es muy pobre. Desde el comienzo esperas la razón por la cual ella puede golpear y tener el conocimiento de armas. Con un salto de tiempo en el medio solo recibimos la excusa de que estuvo peleando artes marciales mixtas. Ni siquiera un indicio de lo que pudo haber sido. Aun así ella, Garner, quizá sea de las pocas razones para ver la película.
Es muy probable que a algún espectador le resulte intrigante esta película. No es aburrida, sino más bien mal elaborada en ciertos componentes. Tiene el clásico giro dramático sobre el policía corrupto que funciona, pero el último acto parece durar innecesariamente, forzando el enfrentamiento entre la heroína y el malvado mexicano. Sin olvidar los errores graves mencionados anteriormente, que dejan la verosimilitud de lado, resultando absurda e incoherente.
La película hacia el final se da por vencida en intentar dar algo original, llenando de clichés cada espacio de pantalla, dejando la posibilidad de ¿otra película?
Por favor, no.