Como una suerte de aprendiz del personaje impulsado por Liam Neeson en Búsqueda implacable, Jennifer Garner encarna a Riley North, una madre que toma las armas y enciende la venganza contra aquellos que terminaron con la vida de su familia en Matar o morir, la nueva película de Pierre Morel -De París con amor-, un especialista en el género de acción y discípulo de Luc Besson.
En esta nueva realización, la acción está a la orden del día y no pierde tiempo para desatar tiros, peleas y enfrentamientos varios. Un salida nocturna al parque de diversiones se convierte en tragedia cuando su marido Chris -Jeff Hephner- y su hija Carly -Cailey Fleming- son asesinados a balazos.
Este filme sigue los pasos de la exitosas sagas John Wick, con Keanu Reeves y El justiciero, con Denzel Washington, típicos exponentes del cine de los setenta y ochenta que, en este caso, convierte a Riley en una mujer decepcionada con el sistema judicial que deja libres a los asesinos de su familia.
El filme cumple su cometido y entrega lo que promete sin apartarse de los convencionalismos del género ni profundizando demasiado en los personajes. Ello actúan porque la trama lo pide -Riley es el ama de casa que luego de salir del coma se supone que entrenó y puede controlar todo-.
La trama también impulsa la investigación de los detectives de turno -John Gallagher y John Ortiz- para seguir los pasos de la enfurecida ama de casa, combatir y encontrar a un traicionero de la fuerza policial y enfrentar al capo narco junto a todo su ejército de secuaces mientras el nuevo "ángel vengador" encuentra el refugio y el apoyo de un grupo de homeless. Garner se pone la película al hombro con un personaje hecho a su medida y deja abierta la puerta a una secuela. Que los malvados se vayan poniendo en fila...