Drama y locura
El objetivo concluyente de una película del género Drama es generar empatía con el público. Que el espectador, en cierto punto, se sienta parte de la historia contada, que se identifique con alguno de los personajes y que ellos mismos no encanten para lograr una emoción: Alegría, tristeza, gracia o enojo, son las más comunes de las reacciones.
Mater es una película producida por Prado Cine y un respetable teatro de la ciudad porteña como es Timbre 4, dirigida por Pablo D´Alo Abba y basada en la obra El viento en un violín, de Claudio Tolcachir. Cuenta con una particularidad muy peculiar: Sus actores. Patricio Aranguren, Marina Bellati, Araceli Dvoskin y Tamara Kiper, entre otros, son los mismos que participan en la obra original, estrenada en 2011, y que recorrió el mundo participando de festivales teatrales muy prestigiosos, estrenando por ejemplo en París, España, Chile y Colombia entre otros.
El célebre elenco ya conocido por su participación en la prestigiosa obra teatral: La omisión de la familia Coleman, se adentra en la adaptación al cine de la obra estrenada 6 años atrás. Las diferencias entre el cine y el teatro son incontrastables. El séptimo arte cuenta con la posibilidad de hacer infinidad de escenas hasta el contento del director. Mientras que en el teatro cada función es única, juegan diferentes factores, internos y externos que se conjugan en el momento.
La realización cuenta con una historia de vidas paralelas que se cruzan mediante un evento desafortunado. La desesperación es un rol fundamental en la obra, ya que está constantemente presente en cada momento del film. Sus protagonistas, con diferentes estilos de vida, diferentes carencias y objetivos de vida, comparten este sentimiento y en definitiva es el mismo que hará la conexión entre estos personajes.
La dirección parecería estar basada fielmente en la obra de teatro, más que nada basándose en los tiempos de narración y la correlación del guion con los contextos y omisiones argumentales que dejan cabos sueltos a la hora de llegar al clímax de la película. Estas omisiones, en una obra de teatro con la expectativa en juego por parte del público, pueden generar la incertidumbre y utilizarla en su beneficio. En el cine queda desprolijo e incluso se saltea lo que podrían ser las escenas más interesantes del drama.
En definitiva, Mater cumple con la premisa de generar empatía en el público. Pero deja una sensación más profunda; es una adaptación muy fiel de una exitosa obra de teatro, la cual peca en esa fidelidad y no aprovecha los tiempos del cine para argumentar en contexto y explotar los clímax, que por tiempos y producción son más difíciles de realizar en el teatro. Si bien el guion y los argumentos terminan por entenderse, quedan sensaciones de que podría haber sido mucho más contundente con un libreto con mayor construcción y escenas más propias del séptimo arte.