Maytland

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Marcelo Charras, guionista de televisión fue también asistente del director Víctor Maytland.

La primera intención del realizador fue la de rodar un documental, pero finalmente optó por una historia de ficción basada en algunos puntos clave de la vida de quien es la leyenda viviente del cine pornográfico en la Argentina, aunque sea originario de la Banda Oriental del Uruguay.

El resultado ha sido una historia que no encuentra una definición del personaje y cuyo mensaje puede pasar inadvertido por carecer de contundencia narrativa. Esto también ocurre, como efecto deseado, en las producciones del género pornográfico, tanto en la Argentina como en el resto del mundo, donde las intenciones temáticas de fondo son minimizadas por las escenas de sexo explícito que, lógicamente, no poseen contenido argumental.

Este el primer punto de conflicto en la trama principal.

Maytlant (interpretándose a sí mismo) busca financiamiento para hacer una película que desarrolle un argumento con profundidad y que también contenga escenas sexuales. Su productor le remarca que los seguidores del género sólo quieren ver a los actores mientras tienen sexo y poco o nada les interesan las historias que puedan contarse.

Paralelamente Charras muestra la relación del protagonista con su hijo. ¿Con cuántas preguntas sin animarse a manifestar puede vivir el hijo de un pornógrafo? ¿De qué manera el padre con esa profesión puede responder? Estas son cuestiones que mucha gente se hace.

Llega el turno después a los actores que participan de estos filmes. Algunos pueden ser “fetiches” del director, otros mantendrán una mala relación con sus compañeros a pesar de tener sexo con ellos delante de la cámara.

La conclusión del protagonista es de que el género de la pornografía ya casi se ha extinguido (certeramente la película que quiere realizar se titula “Exxxterminio”).

En la era de internet con sus programas que permiten bajar al usuario la película que desee, a lo que se suma el porno amateur y la piratería, no es del todo descabellado pensar que la pornografía, como industria de películas de exhibición en salas, tiende a desaparecer,aunque ya existen otras alternativas (Ver en Información Complementaria).

Y aquí se puede mencionar una subtrama inverosímil de la realización que se comenta y que es la del hijo del protagonista, de menos de treinta años, que realiza una infructuosa búsqueda de una copia de “Las tortugas mutantes pinjas” (1990). El guionista no tuvo en cuenta que ese filme se puede bajar de varias webs especializadas y que los jóvenes saben hacerlo fácilmente.

Las actuaciones son desparejas, se luce Adrián Martel con el personaje del Productor que parece haber sido hecho a su medida. Víctor Maytland, como él mismo, sobreactúa. La labor más destacable es la de Francisco Trull como el hijo del protagonista..

Se ven en pantalla escenas de “Cosecha de lujuria” (2003) y de “Expedición Sex” (2003), realizaciones de Maytlant, y también de la mencionada sobre las tortugas mutantes que está considerada la primera película pornográfica argentina, aunque no lo sea.

Marcelo Charras no ha podido darle un ritmo a su trabajo y su realización parece dirigida hacia la curiosidad que sienten los seguidores del género pornográfico, y las fantasías que en ellos provocan los actores y directores que participan del mismo.

Y esa es la base para una calificación de esta obra cinematográfica.