Mientras estés conmigo, desafortunado título local para I Still Believe (Estados Unidos, 2020), es una película cristiana basada en la historia real de Jeremy Camp y su novia Melissa. La pareja se conoce en la universidad y el amor es instantáneo. Jeremy ama la música y desea componer canciones, aunque todavía no ha encontrado el rumbo. Ambos son cristianos, pero Melissa tiene una convicción inicial más fuerte. Enamorados y felices, la pareja enfrenta un duro momento cuando a ella le diagnostican cáncer. Se aferran a la fe para atravesar juntos el momento más difícil de sus vidas. Las películas cristianas no son solo películas con contenido religioso, como hay muchas en la historia del cine. Estos títulos están pensados específicamente para un público cristiano y están realizadas con una agenda más religiosa que cinematográfica. Como toda película de la historia del cine, lo que importa es si es buena o no. Y Mientras estés conmigo es particularmente mala. No logrará transmitir la fe a quienes no estén convencidos de antemano e incluso la historia no es tan conmovedora como uno puede imaginar. Un mínimo interés despierta el que estén Gary Sinise y Shania Twain interpretando a los padres del protagonista. Pero la mezcla de melodrama sin fuerza, guión pobre y actuaciones muy poco convincentes no produce otra cosa más que aburrimiento e indiferencia. Si se estrena en Argentina es porque tiene un público cautivo que va al cine, más como una ceremonia religiosa que para ver una película.
NACE UNA ESTRELLA… DEL SEÑOR Jeremy sube al escenario a cambiarle la guitarra al guitarrista de una banda y la ve a ella entre la concurrencia, Melissa, cantando ensoñada, con una mano en el pecho y la otra elevada al cielo. Ella abre los ojos y lo ve, el flechazo es inmediato y Mientras estés conmigo se tira de cabeza al romance juvenil bordeando el melodrama. En esos pasajes las comparaciones con la reciente versión de Nace una estrella no son antojadizas. Y no habría nada de malo en eso si estuviera bien narrado, pero hay una trampa: Mientras estés conmigo se llama originalmente I still believe…, es decir Todavía creo… Y esa es la clave de esta película, una historia de amor torturada, más grande que la vida, pero con un norte bien claro: un discurso creyente y evangelizador acerca del dolor como un necesario aprendizaje espiritual. Porque escondida entre los pliegues del romance juvenil, la película de artista en ascenso y el dramón sobre enfermedades terminales, el film de Andrew y Jon Erwin no es otra cosa que una nueva muestra del cine cristiano de amplia producción en la industria norteamericana, pero aquí con nombres competentes como los de Britt Robertson y Gary Sinise, e incluso con el ascendente K.J. Apa, como para distraer. Mientras estés conmigo es en verdad una biografía, la del cantante cristiano Jeremy Camp, bastante popular en Estados Unidos. El muchacho se enamoró en la universidad de una chica que terminó enfermando de cáncer, en una relación que inspiró fuertemente su arte. Sus canciones, baladas ambiguas que pueden estar hablando tanto de la mujer amada como de Dios (parecen las letras de Los Rodríguez con la cocaína), puntúan los momentos románticos y dramáticos de la película. El recurso del montaje entre tomografías, internaciones, cirugías y las canciones sonando de fondo, es repetido pero es también una forma de escape que los hermanos Erwin encuentran para evadir un poco el morbo de la historia. Se podría decir que entre todos los errores que tiene la película, entre sus discursos subrayados y sus inconsistencias, esa ligereza para atravesar un proceso realmente tortuoso es un pequeño acierto. Como decíamos anteriormente, Mientras estés conmigo se inscribe en esta moda de romances juveniles con enfermedades terminales, un subgénero que busca negar de algún modo la muerte, potenciar la antigua idea de amores eternos y que vuelven icónica a la vieja Love story. Y si bien se trata mayormente de un cuerpo de películas entre irrelevantes e irritantes, la presencia aquí del discurso evangelizador vuelve las cosas un poco más intragables. Si bien está claro que la historia de base, y los personajes que protagonizan, hacen imposible separar fondo de forma, lo cierto es que la película se podría haber permitido una mirada distanciada y más compleja, como hacía Marielle Heller en la incómoda Un buen día en el vecindario. Pero la distancia que hay entre ambas película es la misma que existe entre un artista y un predicador.
Crítica publicada en YouTube
En el relato autobiográfico del cantante cristiano Jeremy Camp, Mientras estés conmigo (I still believe, 2020) de Andrew y Jon Erwin (Si sólo pudiera imaginar), se busca trascender la propaganda que esconde su verdadero impulso y razón de ser, la propagación de ideas asociadas a la religión, con imágenes almibaradas, lugares comunes, estereotipos y una estética publicitaria que apela a vicios lumínicos y de puesta para reforzar su débil propuesta cinematográfica. Apoyada en una clásica estructura dramática de tres actos, y con el conflicto presentado casi en el arranque del relato, Jeremy (K.J. Apa) conocerá en su ingreso a la Universidad a Melissa (Britt Robertson), una joven que lo deslumbra no sólo por su belleza, sino, principalmente, por su esquivo acercamiento y evasivas que lo hacen aún desear más estar junto a ella. Recién llegado, y dejando una familia detrás que se ha esforzado demasiado por el joven (como por ejemplo pactar no hacerse regalos en las Navidades con el objetivo de comprarle una guitarra a Jeremy), él no quiere perder el tiempo en un hobby que lo tiene apasionado, y es la música.Aún duda de si con ella podría lograr algo en la vida, aún sabiendo que es uno de los impulsos vitales que lo mantienen con ganas de abrir los ojos cada día, pero cuando conoce al cantante cristiano profesional Jean-Luc (Nathan Parsons), éste le dará una oportunidad, primero como asistente, para luego lanzarlo a cantar y componer en el mundo de la música. Así, ese primer tramo mostrará el ascenso del joven en la industria, pero como esta película no es una biopic sobre su carrera, sino sobre su “revelación” ante el amor de su vida, Mientras estés conmigo pasa luego centrarse en la enfermedad de Melissa, quien lo esquivaba para evitar comprometerlo a pasar una vida en la que las entradas y salidas de hospitales serían el pulso de los días.Pero claro está que esta es una producción que apela al relato particular de esta situación que ambos atravesaron, por lo que el subrayar ideas sobre fidelidad, compromiso, valores, honestidad marital, son sólo algunos de los millones de preceptos que se bajan en una propuesta que omite construir su verdad desde el recorrido de esa historia dolorosa de amor y prefiere acercarse a emisión nocturna de testimonios de la tele iglesia.El dúo protagónico intenta estar a la altura de las circunstancias, pero sólo puede sobre exagerar reacciones y escenas, llorar, gritar, sin un objetivo claro, y algo similar le pasa a los actores secundarios, que aún contando en el elenco con figuras como Gary Sinise o la cantante Shania Twain, que podrían haber dado algo más que un correcto registro al tono buscado por la película, pierde la oportunidad de potenciar siquiera alguna escena que valiera la pena ser rescatada del resto.Caídas y más caídas, iluminación “divina” de los personajes, exageradas interpretaciones, y una mirada parcial sobre el universo, resienten Mientras estés conmigo, que apenas puede cumplir con algunos rasgos del subgénero “enfermedades terminales” y se apresta a pulir aquello que no satisface totalmente en una película con un mensaje evangelizador y esperanzador sobre el amor, el que, sabe a muy poco, tras el desarrollo de toda la historia.
Apenas se inicia “MIENTRAS ESTES CONMIGO” (una traducción algo caprichosa traducción de su original “I still Believe” / “Todavia Creo”) la placa que aparece, nos avisa que la historia que nos disponemos a ver está basada en hechos reales. En cierta forma, esto nos pone sobre aviso del estilo que tendrá la nueva película dirigida por los hermanos Erwin (Andrew y Jon) quienes tienen en su haber trabajos como “Si sólo pudiera imaginar” “October Baby” o “Woodlawn”, siendo ésta la primera película de su autoría que se estrena comercialmente en nuestro país. Justamente las películas basadas en hechos reales siguen una receta que parece encontrarse prediseñada, y el nuevo film de los Erwin duplica la apuesta de los lugares comunes y la estructura calculada y precisa, cuando se conjuga el tono de historia verídica con el típico relato de pareja adolescente enamorada en la que uno de los miembros –generalmente la mujer- padece una enfermedad terminal. Desde “Love Story” (1970), la historia de un amor que intenta sobreponerse a cualquier enfermedad ya dejó marcado un estilo que, a lo largo de las décadas, otras tantas películas siguieron repitiendo, pasando por “Todo por Amor” (1991) con Julia Roberts hasta llegar a las más recientes “Un paseo para recordar”, “Now is good” con Dakota Fanning, “Irreplaceable you” en la plataforma Netflix o la taquillera “Bajo la misma estrella”, todas ellas líderes en empañar pañuelos en cantidades industriales. Pareciera que ya lo hemos visto todo y entonces no hay nada nuevo bajo el sol en la propuesta de “MIENTRAS ESTES CONMIGO” más que una correcta fotografía, una puesta en escena completamente funcional a lo que se quiere contar y dos rostros bonitos en pantalla que responden a una cierta química que atrapa al público “teen”, ávido (?) de este tipo de historias. Si bien el público adolescente puede estar interesado en consumir este tipo de productos y todos los elementos que “MIENTRAS ESTES CONMIGO” pone a disposición para que la historia fluya en los cánones típicos del drama romántico con la enfermedad regando de tragedia a una historia de amor perfecto, puede sonarles ajeno el fuerte componente de propaganda religiosa que el filme subraya permanentemente. No ahorra ni una sola oportunidad de mencionar el poder de la oración, los milagros en los que no hay que dejar de creer y la conclusión final de que Dios nos tiene deparado un plan perfecto para todos y que aún en estas situaciones que parecen tan injustas, siempre existe una explicación dentro del plan divino. Los hermanos Erwin en su trabajo anterior, “Si sólo pudiera imaginar”, trabajan sobre el mismo esquema (cantante cristiano que atravesando una historia trágica intentan dar un mensaje de superación y optimismo frente a las vicisitudes) de forma tal que esta nueva película mezcla al pie de la letra todos los ingredientes de la receta y se conforma prácticamente como un plagio a sí mismos. Sobrevuela en las dos horas de duración un aire de propaganda y pancarta cristiana, ayudado por un guion en donde permanentemente se mezcla al mismo nivel: enfermedad, religión, el poder de los milagros, la fe puesta en la oración y la posibilidad de sobreponerse al dolor y a las tragedias, donde la vida parece dar siempre una nueva oportunidad. La historia del cantante Jeremy Camp y su profundo amor por Melissa cuenta con los protagónicos de K.J. Apa (uno de los protagonistas de “Riverdale”) y Britt Robertson (a quien vimos en “El viaje más largo” y “Tomorrowland” junto a George Clooney) quienes se muestran creíbles y correctos en este romance “blanco”, inocente y celestial, que se mueve dentro de los cánones más televisivos que cinematográficos, sin apartarse jamás del esquema que necesita una receta absolutamente pautada para armar una historia tan dramática como naïf. La participación de Gary Sinise y Shania Twain (que luce extraña lejos de su faceta como cantante) como los padres de Jeremy, completa un elenco que luce tan correcto como el resto de la película y que no hace más que cumplir exactamente con todos los parámetros del género sin aportar nada novedoso ni creativo ni siquiera durante sus cuadros musicales. Este estreno, sin embargo, trae consigo la buena noticia que es una de las novedades propuestas en la reapertura de los cines en algunos puntos de nuestro país, pero, como público, merecemos ver en pantalla grande alguno de los grandes estrenos que quedaron demorados en plena pandemia con la firma de grandes directores. POR QUE NO: » Fuerte componente de propaganda religiosa que el filme subraya permanentemente «