Sin hijos ni resquemores
El estreno de Sin hijos aprovechó el conflicto de los de cuarenta y tantos (los middle-aged para la sociedad norteamericana) sobre la decisión de la paternidad. Noah Baumbach (Historias de familia, Greenberg, Frances Ha) muestra el tema con otros ribetes. No se trata sólo de cuestionar el tabú sociocultural sino de ubicar a Josh y Cornelia Shrebnick (Ben Stiller y Naomi Campbell) en el fluctuante presente 2.0. Como los directores de la escena neoyorquina mumblecore, Baumbach aborda temas de comedia con la seriedad de Woody Allen y el criterio de un amante de la cultura pop. Y Mientras somos jóvenes es el mejor pespunte de su liaison con ese género.
En el inicio, Josh y Cornelia miran entre incómodos y envidiosos a la beba de Fletcher y Marina, mientras suena en vibráfono “Golden Years” de David Bowie. Seguidamente Josh, documentalista, conoce a su futuro colega Jamie y su esposa. Los cuatro van a cenar y hablan de grandes documentalistas como de talk shows. El ingenio de Baumbach hace posible tal mezcolanza, lo cool y lo no tanto, para que los Shrebnick se reafirmen como hipsters y olviden a sus otros amigos. Jamie tiene un búnker de VHS y vinilos comprados en eBay; a Josh lo obnubila eso pero continúa, como todos, escuchando música en su smartphone. ¿Cuál de las dos parejas, los padres o los veinteañeros, les está mostrando el camino?
Una de las mejores cosas de un film es mostrar distintas variantes sin decidirse por ninguna. Calculadas al detalle, Baumbach hace múltiples referencias cool (a Los Kinks y los lisérgicos sesenta, a Noam Chomsky y hasta a Criterion, la etiqueta Premium de video hogareño), sin saber si se elogia o se burla, pero con la convicción de que hoy, como nunca antes, asumir el cambio generacional se volvió complicado.