Es un documental muy personal, rico y creativo realizado por Franca González, una realizadora pampeana que nació cerca del lugar protagonista y se fascinó con la historia de un pueblo que desapareció sin rastros y hoy sus cimientos están cubiertos por los sembrados de soja. Mirò fue fundado en l901, Tenía mucha población de inmigrantes, y como muchos pueblos que nacieron después de la conquista del desierto, se desarrolló alrededor de la estación del ferrocarril (lo único que queda en pie) y tenía escuela, almacén de ramos generales, comisaría, hotel para viajantes, y hasta un prostíbulo. Diez años más tarde lo cubrió el olvido. Por casualidad unos estudiantes de picnic encontraron restos de la existencia de Mariano Miró. La realizadora muestra la búsqueda de arqueólogos, profesionales y amateurs, los registros del ferrocarril, unas cartas y el hallazgo de poner testimonios en off para reflexionar sobre el vacío y la ausencia, y si la falta de registro también se debe al trauma del fracaso que no merece ser recordado. Todo el film se erige como un símbolo de lo que ocurrió en nuestro país, con la prepotencia y la crueldad de la mano del poder.