Este documental de la realizadora Franca González, tratando de recuperar los vestigios enterrados de Mariano Miró, un pueblo de transición en el que inmigrantes hicieron sus primeros pasos en el país, desnuda la idiosincrasia local en su peor vertiente.
En ese descubrir el pueblo enterrado, casi por casualidad, y el no contar con elementos discursivos sobre la memoria del lugar, se manifiesta la crueldad con la que el paso de la historia y los modelos económicos determinan todo.