Películas sobre la inteligencia artificial hay varias, con planteos filosóficos de por medio y que llegan a mejores resultados, en cuanto a lo conceptual. Sin embargo, ninguna alcanza los niveles de acción que tiene Morgan (2016), opus de Luke Scott (hijo de Ridley), prolijo y entretenido. Todo está concentrado en un comportamiento errático de Morgan (Anya Taylor-Joy), para algunos una niña, para otros una suerte de experimento manipulado genéticamente y capaz de adquirir una inteligencia superior, así como emociones de todo tipo. Morgan se ha portado mal, atacó sin ningún objeto a una de los cinetíficos del equipo, que le brindan todo su afecto, por decirlo de alguna manera. Entonces, aparece la encargada (Kate Mara) de auditar y solucionar el desastre para que todo termine a las piñas. Trama básica, elenco de lujo encabezado por Kate Mara, Toby Jones, Paul Giamatti y Michelle Yeoh, lo interesante de esta película surge en la segunda mitad, con el clima adecuado y las vueltas de tuerca necesarias para no caer en las obviedades y llegar a expandir el universo de ambigüedades detrás de la historia, que va un poco más allá de la dialéctica humano-máquina, sin perder de vista que se trata de un entretenimiento con ninguna otra pretensión.
Morgan tiene una premisa muy básica. Lee Weathers (Kate Mara) es una consultora de “Manejo de Riesgo” de una mega corporación. Su trabajo es simple: calcular el riesgo vs. el costo beneficio de algo y hacer una recomendación. Después de un incidente en una instalación de dicha corporación, la envían a evaluar un producto y su progreso con un gran inconveniente: dicho producto es un ser humano creado en un laboratorio. Esa es la premisa de este Thriller que quiere ser una disquisición sobre que es el alma y al mismo tiempo crear una historia claustrofobia de suspenso. Y digo quiere porque falla. En el afán de crear intimidad para acumular tensión, la película se hace monótona y la supuesta claustrofobia se transforma en aburrimiento. En algún punto el director Luke Scott, quiso fusionar el tono de peliculas como Alien y La Cosa que juntan a un diverso grupo de personajes en un ambiente cerrado para luchar con una amenaza muy superior a ellos, con historias como Ex Machina, que de manera mas intimista logra que nos preguntemos donde comienza la vida y que nos hace humanos. Y en ese intento de fusión, falla en ambas, creando en cambio un hibrido que nos deja insatisfechos por todos lados y a la vez no nos compromete éticamente. La factura tecnica de la cinta es casi toda correcta. La dirección, que debería haberse destacado para que esto funcione es standard. El guión no tiene grandes sorpresas, así como la fotografía, diseño de producción, etc. Todo es correcto, a excepción de la música, que es tal vez un cliché más grande que todo lo anterior. Con un muy buen reparto, que empieza por Kate Mara, para pasar por Tobey Jones (Infamous, Frost/Nixon), Boyd Holbrook (Narcos), Michelle Yeoh (El Tigre y el Dragón), Brian Cox (Saga Bourne) Jennifer Jason Leigh (Los 8 mas Odiados) y Paul Giamatti (Entre Copas), nos quedamos con la sensación de que el potencial de esta película es enorme, pero de alguna manera se tomaron todas las decisiones para que fallara.
Morgan no es una película sobre Inteligencia Artificial, pero se asemeja bastante. Quizás demasiado a la excelente Ex Machina. La trama es casi un calco - un engendro de laboratorio es testeado, engaña a todos y planea su propio escape - con la diferencia que el filme de Alex Garland trataba sobre un robot. Chips y circuitos ganando conciencia y manipulando humanos. En cambio aquí se trata de vida artificial - quizás un sentido homenaje del director Luke Scott hacia los asombrosos replicantes que ilustrara su papá Ridley en la clásica Blade Runner -. Hay una sutil diferencia temática entre androides y seres artificiales: los primeros se entroncan con Hal 9000 - seres electrónicos superiores que ganan conciencia, se consideran perfectos y se autoproclaman elegidos para gobernar sobre el hombre - mientras que los segundos tienen su raíz directa en Frankenstein - el hombre emulando a Dios y creando algo que carece de alma (o que posee una en estado de permanente tortura al ganar conciencia de su situación) -. El subgénero de seres artificiales trae consigo un debate intrínsecamente existencial y hasta moral: como diría Ian Malcolm "no les costó nada lo que hicieron aquí; leyeron lo que hicieron otros y dieron el paso siguiente. Se alzaron sobre los hombros de genios, no asumieron ninguna responsabilidad, lo crearon, lo patentaron y lo pusieron en una caja para venderlo". Tomaron algo que era posible y lo materializaron sin siquiera plantearse si debían, si era ético o siquiera moral. ¿Qué cosa puede salir de un laboratorio?. ¿Qué tipo de vida le van a ofrecer?. El producto final es algo que se ve como una persona pero definitivamente no es humano. Es un engendro creado en una probeta y a la legua te das cuenta que algo falló en la receta. Los seres humanos somos algo más que la suma de los componentes, pero eso es algo que - sangrientamente - terminarán por descubrir estos científicos en su espiral de locura y sentimientos encontrados. El problema con Morgan es que plantea un montón de temas interesantes y después no termina por tratar siquiera uno con cierta decencia. Es un filme prolijo y hueco, plagado de buenas actuaciones en papeles irrelevantes - que alguien me diga cuál fue el propósito de contratar a Jennifer Jason Leigh mas de que tortearla mal en las tres escenas que le corresponden -. El apellido de Scott ha servido para convocar a un cast super sólido - y es posible que Morgan sea mas que mirable debido a su elenco -, pero la historia no lo amerita. No es un filme malo pero da la impresión que arranca con una premisa apasionante, da un par de pasos interesantes y después no sabe qué hacer, razón por la cual se mete en una rutina tipo Alien (otra de papá Ridley) con engendro suelto en los corredores y matando a todo aquel que se cruza en su camino. (alerta spoilers) Y si esto fuera poco, se despacha con una vuelta de tuerca shyamalaniana que es mas estúpida que sorprendente (¿otro homenaje a papi? ¿como la idea que Deckard era un replicante de clase superior?) (fin spoilers). software de sueldos y jornales Sistema Isis El inicio del filme es bueno. Morgan ha rebanado a la doctora que compone Jennifer Jason Leigh y Kate Mara es enviada al laboratorio para determinar si la muchacha artificial sigue viva o es exterminada. A la legua se nota que la Mara tiene mas pinta de asesina profesional que de asesora corporativa, y el tiempo termina por darnos la razón. Para evaluar qué tiene adentro del coco el engendro han traído a Paul Giamatti, el que compone a otro personaje (un siquiatra esta vez) tan anodino como inteligente y el cual ya es su marca de fábrica. La entrevista entre Anya Taylor-Joy y Giamatti es lo mejor que tiene para ofrecer el filme, sencillamente porque la presencia de la muchacha es casi alienígena: es un ser de expresiones inocuas pero respuestas moralmente erróneas ("¡Me dí cuenta que fue un error apuñalar a la doctora Grieff!. ¡Díganle que lo siento, lo siento mucho!. ¡No sabía lo que hacía!"), lo que a las claras habla de que estos tipos han creado una sociópata de laboratorio. Y cuando Giamatti se pone cada vez mas intenso y amenazante, ¡zas!, lo manda al otro barrio en un desenlace que - aunque era esperado - no deja de ser impactante. Lo que sigue es una bobada. Primero, porque el filme no da tiempo a hacer un debate profundo y original sobre la vida artificial, si Morgan es un humano o se trata de un engendro seriamente fallado, y si lo que pasa se corrige con educación o es definitivamente un perfil sociopático inalterable. En cambio decide transformarse en una de acción simplemente porque la gente se vuelve idiota y sentimentaloide con la asesina en serie, error que termina por convertirlos en pasto para su cosecha. Segundo, porque todo el mundo se deja sorprender como si fueran niños de cinco años, incluso los adultos con cierta experiencia en armas y artes marciales, y a sabiendas de que la niña ya ha mutilado dos personas a esa altura. Después, porque la sucesión de vaivenes sentimentales de Morgan carece de lógica. Y por último ese final, artificial y poco creíble al mango. Morgan es un filme cobarde porque, en vez de explorar las repercusiones cientificas, morales, lógicas del experimento, decide decantarse por una rutina de acción quizás para atraer a un público mayor (o quizás porque no se le ocurrieron mas ideas interesantes al guionista). Si tan solo Luke Scott hubiera visto un poco mas de Blade Runner, quizás hubiera aprendido sobre el drama existencial de un ser artificial, un individuo creado en laboratorio y despreciado por todos - diseñado para las tareas mas sucias -, pero que ha desarrollado un espíritu voraz de conocimientos en su breve periodo de vida. Basta ver el final de Blade Runner - con el monólogo de Rutger Hauer bajo la lluvia, sosteniendo la paloma - para obtener algo mucho mas apasionante y abrumador sobre seres artificiales que lo que ha hecho Luke Scott en estos 90 minutos de largometraje.
Editada directamente en DVD llega “Morgan” de Luke Scott con Kate Mara, Anya Taylor Joy y elenco. La película “Morgan” dirigida por Luke Scott (hijo de Ridley Scott, quien es el productor del film) llega directamente al DVD editada por SBP WORLDWIDE FOX. Su propuesta, en la que se esconde la idea de filme de acción y ciencia ficción, contiene una ambiciosa historia en la que un prototipo de arma militar intenta ser “transformado” por un grupo de especialistas. Luego de un incidente, el L-9 Morgan (Taylor Joy) deberá ser evaluado por Lee Wathers (Mara), la encargada de Gestión de Riesgos de la compañía productora, quien determinará si hay que eliminar al prototipo. Tras su llegada, Weathers se topará con una serie de personajes que intentarán convencerla que Morgan ha logrado adaptarse a cada una de las indicaciones que se le impartieron y, principalmente, han podido controlar su temperamento. Pero cuando en medio de la evaluación, y tras la llegada de otro especialista, el Dr. Shapiro (Paul Giamatti), Morgan se descontrole, la cacería comenzará y la violencia se desatará sin poder contenerla. “Morgan” es un interesante relato que acerca su propuesta a filmes como el reciente “Ex Machina” (también inédita, inexplicablemente en el país), proponiendo una mirada lúcida sobre la relación con las máquinas, las armas y la tecnología. En esta oportunidad, el principal factor que eleva la calidad del relato es el nivel actoral, destacándose no sólo Mara y Taylor Joy, sino también el elenco secundario que incluye figuras de lujo como Toby Jones, Rose Leslie (Ygritte en Game of Thrones), Jenifer Jason Leigh y Robert Boyd Holbrook (Narcos). “Tienes que ser tu misma” le dicen a Morgan en medio de la evaluación y ella responde “sí, supongo que no puedo ser otra cosa”, toda una revelación sobre el tono que luego tendrán los sucesos que se avecinarán en la narración. Filmada con precisión y logrando que la tensión crezca al avanzar el relato, el desenlace es impredecible y logra una de las escenas de peleas y de persecución automovilística únicas. A recuperar este filme que no se estrenó en el país desde el 4 de enero en DVD. “Morgan” editado por SBP WORLDWIDE FOX y disponible en tiendas como Yenny y Musimundo.
Cuando lo sintético es terrenal… A la ópera prima de Luke Scott, hijo de nada menos que Ridley Scott, conviene juzgarla evitando el clásico mote del “bagaje cinematográfico familiar” y todo lo que supuestamente se espera de alguien que creció en el contexto del séptimo arte y decidió seguir los pasos de su padre. En cambio, si nos concentramos específicamente en la obra en cuestión, bien podemos decir que es un trabajo correcto que sin llegar a maravillar, por lo menos consigue exprimir con eficacia los resortes narrativos prototípicos del género que abraza, la ciencia ficción con detalles de terror hermanada a las fases definitorias de la inteligencia artificial y los androides resultantes, cuyos comportamientos suelen ser más “humanos” que los de los propios humanos (en el caso de que todavía consideremos al término con un sesgo positivo, ya que la serie de fallidos por parte de los hombres nos alejan cada vez más del significado vinculado a la bondad y el respeto y nos dejan con la designación seca de nuestra especie). La premisa del film es muy simple y se centra en la llegada a un emplazamiento inhóspito de Lee Weathers (Kate Mara), una “consultora de gestión de riesgo” de la empresa Synsect, propietaria del lugar y empleadora de un equipo de investigadores encabezado por la Doctora Lui Cheng (Michelle Yeoh). El sujeto/ producto estrella de la compañía es Morgan (Anya Taylor-Joy), una autómata de cinco años de edad -con el cuerpo de una adolescente- que ha nacido a partir de la manipulación genética, la creación de ADN sintético y su introducción en la red neuronal durante la incubación, un combo que generó un organismo biológico híbrido que toma sus propias decisiones en función de su entramado emocional/ cognitivo. El episodio en concreto que motiva la presencia inquisitoria de Weathers es el ataque de Morgan a la Doctora Kathy Grieff (Jennifer Jason Leigh), a quien apuñaló en uno de sus ojos por su disgusto ante el hecho de estar permanentemente confinada en un cuarto. Weathers pronto descubre que el suceso a su vez fue motivado por un incidente previo, uno que involucra a la Doctora Amy Menser (Rose Leslie), la mejor amiga de Morgan: Menser llevó a la androide más allá de los límites de la propiedad, hacia el bosque circundante, y al ver a un ciervo moribundo, Morgan no vaciló al momento de matarlo para terminar con su sufrimiento. El equipo evaluador, destinado a determinar qué hacer con la joven a partir de estos acontecimientos, se completa con el posterior arribo del Doctor Alan Shapiro (Paul Giamatti), un psiquiatra soberbio y egoísta que presionará a Morgan para saber hasta dónde pueden llegar sus arrebatos de violencia ante la tristeza y la frustración de verse privada de su libertad. El guión de Seth W. Owen juega con la antipatía que provoca la intromisión de Weathers en lo que el personal siente como una familia muy unida, ya que todos -salvo el cocinero Skip Vronsky (Boyd Holbrook)- consideran a Morgan como una especie de hija. El tópico de los autómatas que se asemejan a los humanos, o que directamente funcionan como una superación lógica de todos nuestros errores, ha sido central en muchas películas, en un espectro que comienza en Metrópolis (1927), pasa por Westworld (1973), The Stepford Wives (1975) y Blade Runner (1982), y llega a las recientes Inteligencia Artificial (Artificial Intelligence, 2001), Robot & Frank (2012), Ex Machina (2014), Chappie (2015) y hasta la excelente serie Westworld, adaptación para la pantalla chica del film homónimo de Michael Crichton. Morgan (2016) se enrola en esta última camada, una que niega la simpleza de los robots de El Día que Paralizaron la Tierra (The Day the Earth Stood Still, 1951) y El Planeta Desconocido (Forbidden Planet, 1956), para optar por un enfoque más filosófico y pesimista en lo que atañe a la capacidad de discernimiento de los hombres en materia de qué es lo mejor para el “crecimiento” de una hipotética inteligencia artificial. Scott maneja bien la tensión, no se pone remilgado a la hora del gore y obtiene un muy buen desempeño por parte de Mara y la genial Taylor-Joy, la joven revelación de La Bruja (The Witch: A New-England Folktale, 2015) y Fragmentado (Split, 2016), a lo que se suma la presencia del siempre eficaz Giamatti, de Toby Jones (aquí interpretando a otro de los investigadores) y de Brian Cox (en la piel de uno de los ejecutivos de Synsect). A pesar de que la progresión narrativa es previsible, la trama se guarda un par de interesantes sorpresas para el desenlace que asimismo nos retrotraen a ese glorioso discurso anticorporaciones capitalistas que recorre de punta a punta la ciencia ficción, poniendo de relieve -una vez más- que cuanto más se acerca lo sintético a lo terrenal, más queda en evidencia la aptitud del ser humano de proyectarse en las cosas, las herramientas y los artilugios varios que construye para controlar la vida… y que luego derivan en su propia e irremediable condena.