Mujer Medicina

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

UN VIAJE INTERIOR Y EXTERIOR

La apuesta de Mujer Medicina tiene sus particularidades y vetas de interés: el documental de Daiana Rosenfeld construye una puestas en escena distintiva para abordar la historia de Fedra Abrahan, una mujer que, luego del fallecimiento de su padre, emprende un viaje a la selva amazónica en Perú para atravesar el duelo, realizar una serie de rituales de sanación y consolidar su aprendizaje de las prácticas chamánicas. Esa decisión lleva al film a conseguir unos cuantos hallazgos, aunque también termina regodeándose en su estética.

La vía que encuentra la lente de Rosenfeld –que por algo está no solo a cargo del guión y la dirección, sino también de la fotografía y el montaje- para conectar con el recorrido de Abrahan es la de convertir ese viaje interior en uno exterior. De ahí que el relato adquiera por momentos una estructura fragmentaria y cuasi atemporal, donde el paisaje dicta el ritmo y los diálogos quedan muchas veces fuera de campo. En unos cuantos pasajes, Mujer Medicina es una película más de sensaciones y percepciones ambiguas que de hechos o eventos concretos, lo cual incluso permite que fluya adecuadamente el discurso didáctico que impregna la narración.

Lamentablemente, el film va entrando en un ciclo de repetición y cuasi regodeo en sus virtudes estéticas, lo cual le termina quitando potencia narrativa a lo que se está contando. Hay un estiramiento de las acciones, la premisa se va disolviendo y lo que se impone es el didactismo para explicar el proceso de aprendizaje y purificación interior de Abrahan. Aun así, Mujer Medicina no deja de ser un documental atractivo, que elude algunas convenciones y crea atmósferas subyugantes, que la colocan en un lugar distintivas dentro de la producción nacional.