Es el año 2000 y Nicolás es un joven perteneciente a una familia de una arraigada tradición judía. Cuando su primo recibe una beca para estudiar en Tel Aviv, Nicolás decide visitarlo de sorpresa. Al llegar al Estado de Israel se encuentra con que su primo se fue del país, por lo que el joven decide empezar a recorrer el territorio y grabar con su cámara lo que en un principio son unas vacaciones tranquilas, que luego terminan convirtiéndose en un viaje donde pone en riesgo su vida y en un documental de gran valor histórico.
Un misil en mi placard
A primera vista, NEY, Nosotros, Ellos y Yo, parece un documental más al estilo road movie: un joven común que decide hacer un viaje para visitar a un primo en Israel mientras graba con su cámara sus propias vivencias. Pero lo que hace diferente a este documental es el hecho de que el propio Nicolás se encuentra al borde de cuestionar las creencias tan bien guardadas de su familia cuando empieza a conocer más sobre el conflicto entre Palestina e Israel.
La genial edición de Andrea Kleinman transforma una grabación totalmente casera en un producto bien llevado, que sabe lo que quiere contar a través de los testimonios. La narración, a cargo del propio Nicolás Avruj, quien fue el protagonista de este viaje nos contextualiza los orígenes de su familia y su fuerte tradición judía. Todo este marco que se nos presenta nos sirve para entender lo fuerte que es todo lo que llega a vivir Nicolás y como el hecho de ser testigo en carne propia todo lo que ocurre en Palestina y en la Franja de Gaza lo lleva a movilizarse por dentro y preguntarse si en realidad todo lo que le enseñaron sus creencias desde pequeño sobre los palestinos es lo correcto.
Sin proponérselo, Nicolás y su cámara son testigos de algunos eventos históricos, como el comienzo de la segunda intifada. Los testimonios obtenidos también son de gran valor, y sorprende la ingenuidad del protagonista al ingresar por su propia cuenta a la Franja de Gaza –con todos los riesgos para un judío que ello supone– y directamente preguntarle a los entrevistados gazatíes su opinión sobre el bloqueo israelí, los judíos, y el conflicto. La inocencia por el peligro que podría suponer el formular esas preguntas en terreno tan escabroso para un judío convierte en material de peculiar interés las grabaciones obtenidas.
Al ser filmaciones caseras con una sola cámara, las imágenes no tienen la mejor calidad, pero cumplen su objetivo, y ese toque casero le otorga cierta magia al documental. El 9 de septiembre de 2001 se produjo el atentado que cambió al mundo, tanto por la violencia como por la desconfianza reinante, por lo que uno se pregunta si hoy en día, un muchacho como Nicolás podría llegar a realizar la misma travesía y vivir para relatarlo.
Conclusión
NEY, Nosotros, Ellos y Yo es un documental interesante al retratar un momento histórico determinado. Es la curiosidad de un muchacho que lo lleva a descubrir con sus propios ojos que no todo es lo que parece, y que cuestionarse a sí mismo y lo que le fue infundado desde pequeño no está mal: los hechos hablan por sí solos, ni pro-palestino, ni pro-israelí. Una gran edición, buen material grabado, la crudeza de lo que presenciamos -bombardeo incluido-, una música que acompaña, y el propio protagonista narrando el documental hacen de esta propuesta una alternativa ampliamente recomendable.