El terror menos iluminado.
Hoy en día es realmente difícil asustar a la gente en los cines, es por esto que las películas de terror empezaron a ser juzgadas más por su nivel fotográfico, actoral, guión, crudeza, realismo. También están aquellas que recurren al gore como único método de asustar; y hay algunas que se juegan más por un suspenso constante y dar pequeños golpes de efectos en su duración.
Por desgracia también están las que fallan en todos los aspectos mencionados, como el film que nos toca hoy.
No le Temas a la Oscuridad nos cuenta la historia de una niña semi autista, que acaba de mudarse con su padre y la novia de él a un enorme caserón, donde hace un siglo, el propietario desapareció misteriosamente.
La historia a priori parece interesante, con prácticamente una única locación, pocos personajes, ambiente claustrofóbico; los 99 minutos de metraje parecen suficientes para crear cuanto menos algo llamativo.
Lastimosamente esto no es así, y estamos ante una película que no solo recurre a los tópicos de este cine, sino que es totalmente incoherente en su relato.
El guión a cargo de Matthew Robbins y Guillermo del Toro hace agua por todos lados, además de ser bastante inverosímil en la construcción del mismo –unas pequeñas criaturas acaban con un hombre robusto de 100 kilos pero no pueden con una niña-, también en varias parece insultar la inteligencia del espectador, mostrando como una niña de 10 años manipula herramientas varias como si fuese una experta.
Como se menciona más arriba, además recurre constantemente a los clichés del cine de terror, donde siempre el único que de verdad sabe lo que está pasando es el primero en morir, o el típico susto a base de subir el volumen de golpe.
Es irritante también ver cómo en el cine desde hace unos años se puso de moda que intenten vender las películas con el latiguillo de “producida por …”, donde los incautos pensaran que dichas películas están hechas por el director de renombre de turno e irán al cine cayendo en la trampa; cuando en realidad solo se trata de alguien que financia y delega el film, en muchas ocasiones a directores primerizos, dejando productos de menor calidad en la mayoría de las veces.
Este es uno de esos casos, donde el nombre que vende el film es el de Guillermo del Toro, quien solo está a cargo de la producción y parte del guión, siendo Troy Nixey el debutante director.
Es una pena que Nixey tampoco pudiera salvar el film, ya que muestra sin pudor rápidamente a las pequeñas criaturas hechas con un CGI bastante mediocre.
Solo se destaca el trabajo de fotografía en el film, a cargo Oliver Stapleton, siendo este apartado lo único que nos hace referencia a que Del Toro está a detrás del proyecto. Con una ambientación tétrica, opresiva y claustrofóbica, sin dudas la mayoría se preguntará que hubiera pasado si le habrían sacado mayor provecho a este aspecto tan logrado.
En conclusión, No le Temas a la Oscuridad es una mala película de terror, que desaprovecha una pauta interesante y cae en lo más obvio de un género que últimamente nos entrega buenas películas a cuentagotas.
Nada nuevo en el oscuro panorama.