No llores por mí, Inglaterra

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

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Antes de que el prejuicio le impida seguir leyendo, permita que digamos algunas cosas sobre esta película. Montalbano viene, desde hace tiempo, intentando la comedia cómica con elementos bastante nobles y resultados dispares (Soy tu aventura sigue siendo la mejor, El regreso de Peter Cascada y Pájaros volando tienen buenos momentos). Su matriz está en el cine de los setenta, y su herramienta es la mezcla de sátira con grotesco. No llores... además opta por el anacronismo como elemento cómico, algo que no está mal (hay algo de Mel Brooks en la intención, por cierto). Y es cierto que también hay un nacionalismo mal digerido que puede molestar. El gran problema de la película no tiene que ver con nada de esto sino con que en los momentos clave, en esos en los que la risa debe surgir limpia, falla el timing. No siempre, pero sí, en el balance, allí donde no debería suceder. Por lo demás, la cuestión ideológica hace que se confunda (un poco, en ciertos momentos) cargada cruel con humor. Fallida, pues, antes que mala.