La ópera prima de Fernanda Ramondo, "No te olvides de mí", es un correcto drama de tono sensible, con el foco puesto en los personajes, aunque algo resentido en el ritmo de su relato. Tres personajes con diferentes búsquedas y un camino en común, de eso se trata No te olvides de mí, una propuesta en la que el ambiente y el contexto lo son todo. No es cualquier contexto, es 1934, un país Argentina atravesado por fuertes corrientes inmigratorias y un territorio vasto todavía por descubrir y poblar.
Mateo (Leonardo Sbaraglia) sale de la cárcel sin un rumbo fijo pero con un destino claro, abandonado por sus compañeros anarquistas busca a un gallo, El Rey, que supo darle buenas alegrías económicas en las riñas.
Cruzando la llanura pampeana se encontrará con Aurelia (Cumelen Sanz) y Carmelo (Santiago Saranite), dos hermanos, jóvenes, aunque con bastante diferencia de edad, que buscan a un hombre por la zona, su padre. Las pistas indican que este hombre actualmente trabaja en las grandes salinas de Jujuy, y hacia allá deben ir, sumándose al itinerario de Mateo.
"No te olvides de m" es una road movie de época, y como toda road movie, los personajes son el foco principal, tomando al escenario como un personaje más. Ramondo aprovecha esos espacios abiertos para transmitirnos el desierto, un desierto que también atraviesan los personajes.
Mateo, Aurelia y Carmelo son seres solitarios, que guardan consigo dolores que quizás no pueden expresar con palabras. Por eso, "No te olvides de mí" se construye también de silencios, esos silencios expresivos. El paisaje se funde con sus personalidades.
El exquisito trabajo de fotografía no sólo aprovecha el naturalismo del lugar, aprovecha las tonalidades de esos seres que poseen un brillo opaco, una luz sucia que se va apagando. También habrá que decir que esos silencios narrativos no provocan una pausa en el relato, siendo acompañados por una envolvente y cálida banda sonora.
Ramondo construye un film simple y cálido. Una historia pequeña plagada de buenos sentimientos y emociones, en el que no importa el destino final tanto como el trayecto a recorrer en el que los tres deberán aprender a abrirse.
Esa simpleza que la convierte en una propuesta cálida, por otro lado, resiente su ritmo que no siempre se mantiene con la misma tónica. En sus cortos 88 minutos, su historia queda algo chica, y el peso permanente recae en estos tres personajes, principalmente en Mateo y Aurelia, sin el apoyo de fuertes secundarios.
En determinadas ocasiones el film pide algo más, una vuelta que lo reactive, y llegará, pero promediando el final. No obstante, para quienes no busquen relatos ágiles ni menos vertiginosos (está claro que no es el público al que se apunta), este ritmo con algunos baches será un simple detalle frente al escenario amplio conseguido. Como buen film de personajes, las interpretaciones serán fundamentales.
El pequeño Santiago Saranite posee el carisma para comprarse a la pantalla. Cumelen Sanz le otorga a Aurelia el rostro y el decir necesario, una mezcla entre el dolor, la inocencia, y esa mirada de deseo oculta, propia de quien pasa de la adolescencia a la adultez. Nuevamente, quien se lleva las palmas y conquista la propuesta es Leonardo Sbaraglia como Mateo, con un tono castizo no exageradamente marcado, una postura rea, pero mirada de buen corazón.
Mateo no podría tener otro rostro que el suyo, volviendo a demostrar que estamos frente a uno de nuestros mejores y más versátiles actores. "No te olvides de mí" es una propuesta que apunta a la calidez y a la emoción desde un armado simple pero correcto. Algunos problemas de ritmo no opacan el resultado de una directora a la que habrá que tener en cuenta de aquí en más luego de este primer paso firme.