No te olvides de mí: Un Sbaraglia de época ganándole a las memorias.
Una opera prima nacional que recorre la llanura pampeana con una peculiar road movie, moderna a pesar de estar ubicada en 1930.
Leonardo Sbaraglia es lo único que atraerá algo de audiencia para No te olvides de mí. Bueno, Sbaraglia y un póster bastante interesante e intrigante. Entonces rápidamente nos vamos a sacar de encima decir que Sbaraglia realiza una gran labor actoral, creando un personaje de igual manera misterioso, sugestivo, reprochable y aún así rescatable. Pero Sbaraglia es sólo uno de los muchos elementos que en conjunto hacen que esta película funcione.
En esta ocasión, más incluso que muchas otras veces, la verdadera protagonista no es sólo la historia, sino la forma que eligió la directora de contar la misma. Un relato sobre los lazos humanos, la familia, los finales y la voluntad de elegir el camino.
En su opera prima, la directora Fernanda Ramondo decidió zambullirse en un relato de época, retos de producción si los hay, que relata el viaje de un encarcelado criminal decidido a reencontrarse con su antigua vida una vez se lo libera de prisión. Pero lo que destaca inmediatamente a No te olvides de mí de otros esfuerzos de época, es la formula que propone combinándolo con una estructura de road movie.
Usualmente el género de películas de carretera tienen como foco el autodescubrimiento personal despertado en uno o más personajes tras los cambios a los que se enfrentan en nuevas locaciones y, aún cuando lo hace en la Argentina de 1930, esta no es la excepción. Nuestro protagonista empezara a compartir su camino con unos jóvenes viajeros, ofreciéndonos la chance de ver no sólo la realidad del país en la década del ’30, sino también entender mejor que él como su propia realidad cambio para siempre.
El film cuenta con un excelente nivel de producción, no sólo en el vestuario de época sino también incluyendo el buen nivel de fotografía, guion y montaje. Todo logra conspirar para que termine siendo fácil meterse de lleno en la realidad planteada, acortando distancias entre la sala de cine con olor a pochoclo y la llanura pampeana de antaño. Lo único que queda por hacer es adentrarse en un grupo de personajes simpáticos que de a poco irán encontrándose mutuamente mientras se encuentran con pequeñas victorias y grandes derrotas en su búsqueda por lo que alguna vez fue.
No te olvides de mí redondea una muy grata experiencia que se eleva por encima de la media del cine nacional, ofreciendo un relato de época que combina convenciones modernas con una producción que nos traslada temporal, geográfica y mentalmente para situarnos en medio de aquellos que intentan encontrar su lugar en el mundo. Siendo una propuesta nacional lo único que queda es esperar que la misma le gane a los brillos y colores de las extranjeras, si lo logra les espera una aventura que aunque lenta termina siendo más que gratificante si uno logra adentrarse lo suficiente.