Esquemática y aburrida
El 27 de febrero se celebró, como es habitual desde hace unos años, el Día del Oso polar, destinado a crear conciencia sobre el peligro de extinción de este animal que vive en territorios gélidos como los del Ártico.
En esa línea, esta película intenta esbozar un mensaje ecologista, pero lo hace con tan poca convicción que queda completamente diluido en una trama esquemática y aburrida. Algunos de los gags son decididamente de mal gusto y el trabajo de animación, muy básico, recuerda a los de algunos videojuegos de los años 90.
En Rotten Tomatoes, que agrupa opiniones de críticos y usuarios de los Estados Unidos, la calificación del film es muy pobre. No es para menos: un pecado grave, pero cada vez más frecuente, del cine infantil es subestimar a su público.