Diego Levy y Pablo Levy realizan este documental acerca de su familia: la real, su padre, Antonio ‘el negro’ Levy, y la adoptada, originada en la relación empleado-empleador en la sedería del barrio de Once, negocio familiar.
Cada uno de ellos es un personaje que bien vale la pena para hacer un corto documental independiente. Pero juntos aquí hablan de, por un lado, el oficio. Algunos lo aman más que otros, pero todos son en definitiva vendedores. Con los años aquirieron la paciencia para calmar los nervios de las ansiosas compradoras (novias, madrinas, quinceañeras), para saber si un cliente promete o sólo está de paseo.
Y por otro lado, se intuye o se deja leer algo sobre la relación laboral en las Pymes argentinas, fábricas o negocios generalmente familiares, donde la relación jefe-empleado es siempre confusa. Donde se comparte el día a día, donde el dueño parece un compañero de trabajo…pero siempre hay un momento donde la diferenciación de roles se marca abruptamente.
No hay en este documental ninguna innovación en cuanto al modo de relatar: el film se estructura de modo tal que cada uno de los entrevistados tenga como fondo una tela diferente (por su textura o color) que hable de sus gustos o personalidad. Y luego se "ejemplifica" la relación que cada uno desarrolla verbalmente acerca de sus compañeros en pequeñas situaciones que se dan en la sedería, atendiendo a los clientes o mientras esperan entre una venta y otra.
Con todo, Novias, madrinas, 15 años es un film bien porteño, retratando un negocio en uno de los barrios más populosos de la capital, con una mirada simpática y no muy profunda sobre dos pilares de la sociedad: la familia y el trabajo.
Publicado en Leedor el 23-02-2012