Una imagen vale más que todas las palabras
El mundo, tal como lo conocemos, ha sido aniquilado. Las poderosas e implacables máquinas han ganado la batalla contra los humanos y el planeta -como en WALL-E, film con el que mantiene más de una similitud- luce devastado. Pero, aunque parece no existir ninguna forma de vida, allí aparecen unas diminutas criaturas, algo así como el alma, la reserva que un científico ha dejado para que el espíritu de los hombres subsista incluso después de la hecatombe.
El héroe de este relato apocalíptico es el inexperto y valiente 9 (la voz de Elijah Wood en la versión original), pero junto a él estarán también el líder 1 (Christopher Plummer), el cobarde 5 (John C. Reilly), la impulsiva y femenina 7 (Jennifer Connelly) y algún que otro personaje más (Martin Landau, Crispin Glover).
El guión de Pamela Pettler (Monster House) -que tiene algo de Terminator, de El señor de los Anillos y de la apuntada WALL-E- no es nada del otro mundo -más allá de su veta filosófico-existencialista que gustará a algunos e irritará a otros-, pero a nivel visual Número 9 vuela a una altura bastante considerable dentro del panorama reciente de la animación CGI.
Este film de Shane Acker -basado en su propio corto de 2004, que fue nominado al premio Oscar- tiene, claro, algo de la animación de Tim Burton (coproductor del film), pero también del cine de Jan Svankmajer, de los hermanos Quay y del animé y el manga nipones.
El film -bastante aterrador y, por lo tanto, no apto para niños pequeños- se alarga demasiado (se nota que es un corto muy estirado) y no tiene el encanto de una producción Pixar ni el talento desbordante de un trabajo original de Burton o Henry Selick, pero para los amantes de la animación resulta, sin dudas, una propuesta para tener muy en cuenta.