Ochentaisiete

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

Hacerse cargo de crecer es el desafío

Hay momentos muy específicos que cambian nuestras vidas, que representan un antes y un después, que incluso nos hacen pensar qué podría haber cambiado si las decisiones que tomamos hubieran sido otras. De eso se trata ’87, coproducción entre Ecuador y Argentina, aunque en verdad estamos ante un film definitivamente ecuatoriano, por los espacios que aborda, los tiempos que pone a dialogar y los personajes que habitan el relato.

Lo que cuenta ’87 es eso que se perdió a partir de un hecho fortuito y que se busca recuperar, aunque sólo puede hacerse a medias, porque nunca se puede volver al mismo lugar. En este caso, tenemos a Pablo, Andrés, Juan y Carolina, quienes en 1987 solían pasar mucho tiempo juntos, usando una casa abandonada como refugio para todas sus andanzas adolescentes. Aunque claro, una noche esas andanzas irán mucho más allá de lo debido, lo que provocará un quiebre inevitable y en parte irreversible en el vínculo. Quince años después, con la vuelta de Pablo, se producirá un reencuentro que es también imposible de evitar, y un intento de reconstrucción de los antiguos lazos que es tan factible como quimérico.

En una narración que equipara los avances y retrocesos de los personajes con las idas y vueltas temporales, poniendo a chocar y a la vez complementarse al pasado y el presente, ’87 se va revelando como un film esencialmente desparejo, donde las dudas y certezas van a la par. A los directores Daniel Andrade y Anahí Hoeneisen les cuesta ensamblar las distintas piezas puestas en juego y en unos cuantos pasajes la película pierde su centro narrativo, como si no supiera del todo qué es lo que debe contar. De ahí que convivan el relato de crecimiento, el romance juvenil, el drama moral y la historia de amistad, y esa convivencia no sea del todo fluida. Eso se traslada al ritmo de la narración, que en ocasiones avanza con vigor, sin dudar, y en otras entra en un estatismo alarmante.

Lo cierto es que el film que es ’87 se parece bastante a sus protagonistas: tiene más dudas que certezas y aún así, con sus vacilaciones, va para adelante, cuestionándose permanentemente los componentes de su estructura narrativa y las decisiones de los personajes. En este permitirse titubear, sin dejar de hacerse cargo, en la medida de lo posible, de las distintas elecciones tomadas, es donde Andrade y Hoeneisen acompañan a los jóvenes/adultos que llevan adelante la historia. Si crecer y mirar hacia atrás para comprender el propio presente es todo un aprendizaje, también lo es el narrar a través del cine. En esto, los realizadores tienen mucho camino para recorrer y, con suerte, podrán aprender de sus errores.