La nueva Oldboy no se sube a la ola de remake de películas orientales con la intención de trasladar el relato de la original a una lengua comprensible para el cine americano; a Spike Lee no le interesa demasiado aprovecharse del éxito de la primera, por eso no hay tentativa de traducción (como en La llamada, Dark Water u otras del J-horror), sino una reformulación completa que la toma apenas como un esqueleto y le adosa una masa muscular distinta.