Qué pasa cuando un director provocador encara la remake de un film igualmente espinoso? A juzgar por esta versión de Oldboy a cargo de Spike Lee, lo más probable es que no ocurra nada. Este clásico indiscutido de Park Chan-wook, de por sí la adaptación de un manga, ganó en 2004 el premio del jurado en Cannes y puso al cine coreano en el mapa de los imprescindibles. En ese marco, una remake parece un paso suicida.
Parafraseando su título más conocido, Lee no hizo lo correcto. Pero ciertamente lo hizo a su modo. Adaptada a la ciudad de Nueva Orleans, la película sigue fielmente a la original. Joe Doucett (Josh Brolin) interpreta a un policía corrupto que Lee, astutamente, acerca en un juego de espejos al Bad Lieutenant revisitado por Werner Herzog. Doucett es secuestrado y confinado a una habitación clandestina, donde es filmado cual reality show durante (y aquí empieza la pesadilla) veinte años. Doucett escapa y planea su venganza, retratada en un histórico plano secuencia donde destruye a un ejército de sicarios. Mientras en el film de Chan-wook esta escena resulta antológica, en el de Lee no la cree ni el mismo Brolin. El norteamericano quiso llevar a un plano de realismo un film esencialmente surrealista, y ese es su gran problema.