El mayor crimen que pudo cometer Oldboy de Spike Lee es no aportar nada nuevo al manga japones, ni tampoco a la icónica y monumental película de Park Chan-wook. No es una vergüenza total, tiene al menos un elenco apto para la tarea de recrear esta historia violenta y retorcida, pero en materia de originalidad se queda cortísima y nunca termina de levantar vuelo por cuenta propia.
A estas alturas pedirles a los americanos que le encajen subtítulos a algo que no este en su idioma es imposible, por lo cual el nacimiento de esta nueva versión ya se considera malparido, pero es cierto que si uno no vio la original y no sabe las cruentas vueltas de tuerca que le esperan, Oldboy le puede parecer una historia increíble. Mas allá de los cambios que surgen entre la diferencia de diez años entre una versión y la otra -avances tecnológicos que apenas afectan a la trama- poco y nada hay para contar de la vida de un hombre de familia patético y alcohólico que es encerrado durante veinte años y liberado con la misma rapidez con la que fue capturado para descubrir quién le hizo esto y por qué. La revelación del misterio ha sido ligeramente cambiada para generar un punto por el cual los amantes del film japonés se acerquen, para justificar un poco la existencia de la adaptación americana, pero en definitiva no es peso suficiente para que se considere una película interesante y diferente.
Había una puesta en escena diferente en la original, un aire bastante cotidiano en la manera de encarar la historia, que Spike Lee nunca alcanza a lograr. Donde había desorden ahora hay un frío caos coreografiado, un lineamiento muy al estilo procedimental criminal de televisión que le quita todo el sabor a una trama por demás truculenta y violenta. No hay nada personal en la visión del director, sino un trabajo a media máquina, sin ganas, soportado a través del protagónico de Josh Brolin, quien no consigue encontrar un punto medio en su Joe Ducette, y ni hablar de las caricaturas con patas que son los villanos de Sharlto Copley y un extremadamente surrealista Samuel L. Jackson. Creo que la única que realmente sale bien parada comparada con la original es el personaje de Elizabeth Olsen, que genera más empatía que su compañera coreana.
Los ajenos totalmente a la mencionada obra maestra encontrarán en Oldboy un film violento, lleno de sangre, sexo y golpes, con una revelación final devastadora, pero lamentablemente aquellos que hayan visto esta historia no encontrarán nada nuevo.