Oldboy: Días de venganza

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Loco x el Cine

Antipático Sr. Venganza

Son muy raras las veces que se logra ejecutar una buena versión estadounidense de una película originalmente proveniente de otra industria que no sea la de Hollywood. Se podrían citar como excepciones dos clásicas adaptaciones de obras de Akira Kurosawa, Los Siete Magníficos, de John Sturges (basada en Los Siete Samurais) y Por un Puñado de Dólares, de Sergio Leone (en realidad se trata de una remake italiana de Yojimbo). En los últimos años, la mejor de todas lamentablemente pasó desapercibida: Déjame Entrar, de Matt Reeves, inspirada en Criatura de la Noche: Vampiro, de Tomas Alfredson. Y ahora le llegó el turno a Oldboy.

La nueva obra de Spike Lee, es una adaptación del clásico de Park Chan Wook del 2004. Película que sorprendió a Cannes por su historia, su humor negro visceral, su romance y el planteo moral del desenlace. Su éxito trascendió fronteras y permitió que el cine coreano se difundiera mejor en Argentina. Como era de esperarse, Hollywood no podía quedarse afuera del fenómeno y decidió adaptar el manga de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi. En principio, Steven Spielberg coqueteó con el proyecto pero finalmente se lo quedó Lee, lo que a primera vista sonaba un poco mejor.

Lo más acertado de la propuesta del realizador de Malcom X es que no le hizo asco a la violencia y el tono gore de la original. Tampoco dejó de lado, sino al contrario, incrementó el erotismo del film original, y a la vez conservó un poco del humor negro absurdo de la historia.

Sin embargo, hay ciertos elementos en la estructura que se ven forzados. Desde la presentación del protagonista, que definitivamente no tiene ese halo común del antihéroe del film del 2004, sino que es un hombre completamente decepcionante, alcohólico, chamuyador. Acá, Joe – Josh Brolin en una de sus peores interpretaciones – es confinado a una adaptación donde se entera que fue acusado por el asesinato de su esposa, pero que su hija sigue viva y no lo extraña. Este detalle, cambia el resto de la estructura, debido a que convierte en previsible una de las subtramas más potentes. Sin embargo, a nivel audiovisual, esta secuencia es la mejor desarrollada.

Por otro lado, el guionista Mark Protsevich decidió agregar personajes secundarios que en vez de sumar, terminan restando. Por un lado, un amigo de Joe – Michael Imperioli – y por otro, el captor – un Samuel Jackson completamente kitsch. Ninguno logra aportarle al film suficiente tensión para justificar el agregado. Al contrario, le restan fuerza al protagonista.

Si bien toda la secuencia del confinamiento es lo más similar en tono al del film original y produce cierta incomodidad, el final es directamente la prueba de que ni el guionista ni el director comprendieron la película de Park Chan Wook.

La original habla del amor. Un amor poco tradicional, pero amor al film. No lo juzga, tampoco hace apología de ello. Acá en cambio, no solamente pervierte grotescamente al villano y su historia, sino que prácticamente le quitan la coherencia e impacto al original. Spike Lee juzga, castiga y tortura a los protagonistas sin ningún tipo de justificación narrativa. El absurdo final, le quita lirismo y ambigüedad al mensaje e incomodidad que provocaba el final de Oldboy coreana.

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Visualmente, el director conserva algunos planos típicos de su factoría – travellings filmados con steadycam, con los personajes que en vez de caminar, parecen flotar – y se anima a copiar la famosa “secuencia del martillo” con estilo propio, aunque sin el impacto del plano secuencia original.

Está llena de detalles y falsas pistas que también restan argumentalmente. Apenas hay un guiño hacia la escena del calamar y uno se queda con las ganas de ver a una estrella de Hollywood imbuir un cetáceo vivo.

Entre la solemnidad y el humor negro, esta Oldboy made in America decepciona por varios motivos. Primero porque está muy lejos de la obra original. Segundo, porque es una nueva caída para Spike que desde El Plan Perfecto no tiene un film “exitoso” y por último, porque sacando de lado estos datos para cinéfilos, Oldboy tampoco funciona como película en forma independiente. Es aburrida, monótona en ciertos momentos, y demasiado artificial visualmente. Spike Lee hace un film que se queda a mitad de camino de todo.

Si Josh Brolin tiene momentos sobreactuados, mucho peor es lo del sudafricano Sharlto Copley que no le encuentra el tono sereno a su villano, tono apropiado para hacerlo un poco más atractivo de lo que es. De todo el elenco, la mejor suerte la corre Elizabeth Olsen, que consigue una interpretación convincente entre tanta incoherencia. Aunque, el personaje original desbordaba simpatía y carisma, que la hermana menor de la familia Olsen no consigue transmitir.

Ejemplo claro de que cada film pertenece a su propia cultura y no se debe tocar en Hollywood, Oldboy es una obra para dejar pasar y olvidar rápidamente.