Sin tomar a su predecesora, esta “Oldboy” (USA, 2013) de Spike Lee, tiene muchas más virtudes de las que uno imaginaba, las que seguramente serán apreciadas por espectadores que nunca hayan oído hablar de la historia y mucho menos haber visto la “Oldboy” del estilizado y revolucionario Chan-Wook Park.
Hacer el ejercicio de abstraerse completamente de todo conocimiento previo, hace que uno pueda introducirse en la historia de sangrienta venganza y traición a la que Joseph Doucett (Josh Brolin), un pendenciero, misógino, borracho y desagradable publicista, es expuesto.
Porque en la decisión de alguien de cambiarle la vida de un día para para otro a una persona, Joseph (Brolin), verá como en el encierro bajo mil llaves, y sin ningún indicio acerca del porqué de esa drástica decisión, una posibilidad de reencontrarse consigo mismo y superarse.
De largas noches de bebidas etílicas y sexo fácil, olvidando luego sus responsabilidades y compromisos familiares (cumpleaños de su hija, por ejemplo), pasará a recomponer su camino para encontrarse con sus seres queridos, o al menos, intentarlo.
Pero en la pantalla de TV que le transmite mensajes las 24 horas del día, en un encierro del que nunca sabrá si se tratará de día o de noche, una noticia lo sorprenderá, la del asesinato de su mujer y por sus propias manos.
En las cuatro paredes de la supuesta habitación de hotel, Joseph intentará armar en los primeros años de encierro, una rutina basada a fuerza de alcohol que lo único que hace es impedirle comprender la verdadera situación por la que está pasando y olvidarse de la noticia que lo involucra.
Sin embargo en la mitad del período, su cabeza hará un click por lo que decidirá armar un plan para poder escapar del cuarto para recuperar, de alguna manera, su historia de afuera, una en la que su hija Mia, tendrá un particular peso e importancia y de quien sabe (por las imágenes que le proyectan) que ha sido adoptada por una familia bastante “normal” y se dedica a la música.
Al finalmente escapar (y dejar a cientos de seres caídos en su camino), Joseph buscará vengarse de cada persona a la que él considere responsable de su encierro, y mientras lo hace conocerá a Marie (Elizabeth Olsen), una joven médica dedicada a los más humildes, y con quien entablará una relación muy estrecha.
Del thriller psicológico a la película de venganza, para pasar también por el drama y la investigación policial, por todos esos géneros el director se pasea con gran maestría, demostrando también una vez más los hallazgos de Spike Lee y el amor que le tiene al séptimo arte.
En cada imagen de “Oldboy” hay una pincelada y una mirada particular sobre la original pero potenciando el plot inicial y enfocándose en la posterior libertad de ese confinamiento sin explicación alguna al que es sometido el personaje principal durante 20 años y generando una reflexión sobre la sociedad, el consumo y principalmente, los vínculos sociales.
No importa el grado de sadismo y exposición a la violencia, porque Lee arma un espectáculo con el que logra sostener durante casi dos horas algo más que una serie de piezas que en algún momento tomarán sentido, el peor de ellos.
El director narra sugestionando y plasmando en colores (con gran presencia para los determinados momentos de la acción) las diversas variaciones del personaje y la acción en una obra que no pasa desapercibida, y que si bien posee la sombra del original amenazándolo, por momentos se escapa y logra armar su propio y entretenido camino narrativo. Intensa.