La idea de este policial es la siguiente: un cura no puede decir lo que sabe, que un psiquiatra comete crímenes. Y su ex novia -de antes de ser sacerdote, obviamente- es fiscal e investiga los crímenes. Algo así como Mi secreto me condena, de Hitchcock, pero en versión argentina. Tiene buenos momentos pero también muchos demasiado expositivos, como si no se confiara en la capacidad del espectador.