La historia no es la más original, aunque el director logra narrarla de manera entretenida con tintes oscuros. Jennifer Lawrence hace un trabajo fino increíble para interpretar a una mujer de nacionalidad rusa que es sumamente creíble.
La nueva película dirigida por Francis Lawrence (The Hunger Games) está basada en una novela de Jason Matthews llamada Red Sparrow. En la misma se retrata la vida de la rusa Dominika Egorova (Jennifer Lawrence), una bailarina exitosa que debido a una lesión debe dejar su profesión para convertirse -en contra de su voluntad- en una espía muy particular.
A partir de su trágica lesión, Dominika se ve obligada a trabajar para su oscuro tío (Matthias Schoenaerts). Se inicia en la Escuela Gorrión, un lugar donde las personas deben dejar de lado los prejuicios para aprender a controlar la mente humana a través de los deseos. Es muy interesante el trabajo psicológico por parte del guión.
Una vez convertida oficialmente en espía, trabaja para los servicios secretos de Rusia con el objetivo de desenmascarar a un supuesto infiltrado que está en contacto con Estados Unidos. De esta forma Dominika se relaciona con Nathaniel Nash (Joel Edgerton) un agente de la CIA. Como suele pasar en las buenas películas de espías, Dominika parece ser una espía doble, donde el espectador no logra descifrar de qué lado está, siendo esto es uno de los mayores logros del film, ya que mantiene expectante al público a la espera de una resolución.
La historia no es la más original, aunque el director logra narrarla de manera entretenida con tintes oscuros. Pone en discusión como un servicio de inteligencia cosifica a las mujeres poniéndolas en una lugar donde son el objeto de deseo para lograr un objetivo en particular. No deja lugar a la imaginación. Deja a la vista cada acto de violencia por más morboso que sea: muertes trágicas o formas de tortura. También filma de forma explícita el sexo y las escenas eróticas (tiene mucho, ya que combina la belleza física y el sexo con el deseo, la psicología y el poder de manipulación).
Por el lado de la fotografía (Jo Willems) el trabajo en notable, la puesta de cámara, la iluminación y los planos son fascinantes. Por parte del guión (escrito por Justin Haythe) es para remarcar que todo objeto o situación de la primera mitad se vuelve relevante para poder cerrar el círculo de incógnitos que se genera a lo largo del film. Lo negativo es que la historia se alarga de forma innecesaria, haciendo que la película dure 139 minutos cuando podría durar 120, como máximo.
Párrafo aparte merecen las destacadas actuaciones. Jennifer Lawrence hace un trabajo fino increíble para interpretar a una mujer de nacionalidad rusa que es sumamente creíble (sobretodo cuando la protagonista se tiñe el pelo). Joel Edgerton con su sensibilidad y carisma hace que Lawrence parezca una auténtica ciudadana fría del norte. Lo de Matthias Schoenaerts recreando a un mandatario ruso de alto rango, con una personalidad soberbia y desagradable es realmente increíble.