La primera media hora de Operación Red Sparrow amaga con presentar la verdadera adaptación de la Viuda Negra de Marvel en el cine.
Un anti-heroína del cómic fascinante y compleja, cuya oscuridad fue atenuada en los filmes de Iron Man y Los Vengadores para que pudiera ser incluida dentro de una propuesta familiar.
El personaje que interpreta Jennifer Lawrence en este film, al igual que la Viuda Negra, es rusa, tiene el mismo corte de pelo, cuenta con una formación como bailarina y también terminó involucrada en un programa especial de espías.
Lamentablemente el trabajo del director Francis Lawrence (Los juegos del hambre) luego de una buena presentación de la protagonista se convierte en una historia aburrida que no consigue ofrecer nada interesante dentro de este género.
Operación Red Sparrow es una producción desesperada por brindar un relato de espionaje inteligente y provocativo en la línea de lo que suelen ser las historias de John Le Carré (El topo).
Tiene un buen primer acto donde se establece el conflicto principal pero después decae con una intriga tediosa que se vuelve interminable. A esto se suma una subtrama romántica que no tiene razón de ser y se ve afectada por la ausencia de química entre Jennifer Lawrence y Joel Edgerton.
El director optó por evitar las secuencias de acción elaboradas para trabajar la violencia a través de escenas de tortura, dirigidas en su gran mayoría a los personajes femeninos.
En este punto encontramos el gran problema de Operación Sparrow y el motivo principal por el que la espía Dominika Egorova no resulta atractiva como personaje.
Francis Larwrence y el guionista Justin Haythe (El llanero solitario) a lo largo del film confunden el empoderamiento femenino con la degradación física.
La película intenta vender a la protagonista como una heroína fuerte cuando se trata de una mujer miserable que es permanentemente vejada y manipulada por los hombres que la rodean.
Dentro de los hechos terribles que sufre, ella intenta sobrevivir como puede pero eso no la convierte en la femme fatale que busca retratar la trama.
A diferencia de Lorraine Broughton (Charlize Theron en Atomic Blonde), la Viuda Negra de Marvel o la agente de Salt de Angelina Jolie, quienes escogieron encaminar su vida por el espionaje, Doninika es forzada a vivir situaciones extremas donde asume el rol de víctima.
Durante el desarrollo de la trama la protagonista es violada y golpeada y esos hechos no tienen ningún tipo de secuela emocional en el personaje, ya que el director aborda la violencia de un modo superficial.
Sin ir más lejos, hay un momento donde torturan al personaje de Jennifer Lawrence y la composición estética de la escena parece salida del libro de fotos erótico de Madonna.
Aunque en ocasiones el arquetipo de la femme fatale se trabajó en el cine con el perfil de la víctima acorralada en una situación sin salida (como Rita Hayworth en La dama de Shanghái o la Nikita de Luc Besson), en Red Sparrow el director Lawrence estanca a la protagonista en situaciones traumáticas y no hay ninguna virtud en el personaje, más allá de su capacidad de sufrir abusos por “el sacrificio a la patria”.
Hay un elemento sexista en esta producción bastante jodido que me hizo mucho ruido y no puedo ignorar.
Pese a todo, Jennifer Lawrence se entrega por completo a un rol que representaba una enorme demanda física y brinda una correcta labor, más allá de su acento ruso, que es tan forzado como el reclutamiento de la bailarina en los servicios de inteligencia.
Los estudios Fox hicieron esta producción con la intención de lanzar una nueva saga y la verdad que cuesta bastante imaginar más relatos con el personaje de esta supuesta espía rusa.
Si bien no llega a ser un film completamente malo y se beneficia con un reparto decente, dentro del género Operación Sparrow resulta una propuesta olvidable.