El director de cine y videoclips estadounidense Francis Lawrence (“Los juegos del hambre”) y el guionista Justin Haythe (“Sólo un sueño), se van tomando sus tiempos para ir presentando a sus personajes y una trama atrapante.
Una joven bailarina del Bolshói Dominika Egorova (Lawrence, en un personaje que se luce, esta deslumbrante, la ganadora del Premio Oscar por “El lado bueno de las cosas”) sufre un accidente, que la lleva a dejar los escenarios, bajo una vida humilde en Rusia con una madre enferma Nina (Joely Richardson) hasta que aparece en su vida un tío poderoso Vanya Egorov (Matthias Schoenaerts), y la lleva para que se una a la “Escuela gorrión rojo” o Escuela Sparrow.
Es entrenada hasta convertirse en una espía rusa, donde pone su cuerpo y mente para ayudar a su nación, la instructora es Matron (Charlotte Rampling), obliga a sus alumnos a desnudarse, a sufrir torturas, a usar su cuerpo como un arma y se expone a relaciones sexuales entre otras actividades.
Tendrá una importante misión en la cual le puede ir la vida, se vincula con el agente de la CIA Nathaniel Nash (Joel Edgerton), a quien con mucha habilidad le deberá sacar el nombre de un topo que pertenece al Servicio de Inteligencia Extranjera. En el elenco secundario también se destacan: Mary-Louise Parker, Ciarán Hinds, Jeremy Irons y Bill Camp.
Nos encontramos con un thriller lleno de intriga, espionaje, acción y romance, con todos los clichés que le dan vida al género, le sobran algunos minutos porque no se sostiene a lo largo de su extenso metraje. Nos encontramos con buenos giros y vueltas de tuerca. Tiene algunos puntos de coincidencia con Nikita (1990), de Luc Besson, La Villana (2017) y Atómica (2017) protagonizada por Charlize Theron, entre otras.