Dominika Ergorava (Jennifer Lawrence) es una brillante bailarina hasta que en una de sus presentaciones sufre una lección irreversible que la deja fuera de los escenarios. Desesperada por mantener a su madre enferma, Dominika acepta el ofrecimiento de trabajo de su tío Vanya Egorov (Matthias Schoenaerts), que la envía a una escuela de espías, donde es entrenada para mentir, seducir y asesinar.
Debido a un asunto comprometedor, Dominika deberá ocuparse del agente Nate Nash (Joel Edgerton), un agente de la CIA encargado de negociar con un topo dentro del servicio secreto de Rusia. Esto terminará desencadenado una serie de eventos, que determinarán el destino de Dominika.
Si bien la premisa es interesante, los eventos de la misma se van extendiendo demasiado hasta llegar a un punto donde la trama se pierde y se vuelve cansador seguir el hilo del relato.
Con respecto a las actuaciones, no son malas, pero tampoco las mejores. Teniendo en cuenta el nivel de algunos de los participantes deberían haber estado un poco más atinadas. Pero también quizás sucede que la historia da poco lugar al desarrollo de los personajes.
La estética y la fotografía están muy bien logradas, acompañan a un relato que se vuelve monótono en algunos sentidos y hacen más amena la experiencia del espectador.
En pocas palabras, “Operación Red Sparrow” podría haber sido una gran película de espías, pero es demasiado larga, le sobra historia y termina volviéndose pesada a los ojos del espectador.