Ya los primeros planos de la película dejan en claro que estamos ante un cineasta que tiene una visión muy específica de lo que quiere hacer. Sí, uno podría agregar que la puesta en escena revela que Rinner nació en Austria y hay algo en la sequedad del filme y la composición frontal de muchos planos que tienen similitudes con el trabajo de otros cineastas de ese país. Pero también uno podría comparar PARABELLUM con HISTORIA DEL MIEDO, de Benjamín Naishtat (y con varios de sus cortos) y con la reciente THE LOBSTER, del griego Yorgos Lanthimos. Por la sequedad de la puesta y el uso del sonido, sí, pero también por la propuesta narrativa: agrupar en un lugar a una serie de personajes que piensan, básicamente, que el mundo está por acabarse de alguna u otra manera. Y que tienen que sobrevivir como sea a esas amenazas.
La propuesa de PARABELLUM es mostrar el entrenamiento de varios personajes –solitarios, en su mayoría– que se van a una zona del Tigre a hacer una capacitación de supervivencia para lo que parece ser un ataque terrorista o extraterrestre, no se sabe bien. Buena parte del filme se irá en la descripción de esos procesos, como si estuvieramos viendo una versión algo delirante y un tanto absurda de un entrenamiento militar. Pero promediando el filme algo que no conviene revelar sucede y la organización se fractura. Lamentablemente, un poco el filme también, ya que de allí en adelante pierde un poco el pulso, algo similar a lo que pasa ante una circunstancia similar en el filme griego. Cuando se crea un mundo organizado en cada detalle, su dispersión puede provocar también la del espectador.
Pero esa cuestión del orden de lo narrativo no arruina el deleite que, en buena parte de su relato, ofrece la opera prima de Rinner. Por un lado, por proponer un formato narrativo raro en el cine nacional (los tres “protagonistas” apenas hablan, pero sí lo hacen muchos de los secundarios), por apostar a algo parecido a la ciencia ficción apocalíptica y, finalmente, por un trabajo de imagen y sonido de una precisión envidiable. Todas marcas claras de un cineasta que tiene claro lo que quiere hacer y al que tal vez solo le falte un trabajo de sintonía fina.