Realmente tuvo que haberle gustado mucho el proyecto al gran Álex de la Iglesia como para disponerse a realizar una remake de “Perfetti sconosciuti” (2016) a tan poco tiempo de su estreno original. Pero conociendo lo mucho que disfruta las películas sobre personajes discutiendo en un espacio cerrado, tampoco extraña mucho.
Un grupo de viejos amigos se dispone a reunirse para otra de las tantas cenas que ya han tenido a lo largo de los años. Como para escapar un poco de la rutina que rodea sus vidas ahora tan familiares y matrimoniales, deciden divertirse un rato con un juego: todo mensaje y llamada que reciban sus teléfonos durante la cena será compartido con el resto inmediatamente. La velada terminará siendo mucho más intensa de lo esperado y quizás algo tenga que ver el extraño eclipse que teñirá esta noche de rojo sangre.
La introducción del film nos muestra que lejos de tratarse de una prueba para el bueno de Álex, es un ejercicio que le va como anillo al dedo a su estilo de dirección. De la Iglesia es un maestro de los espacios reducidos: mientras muchos directores se ahogan en piletas olímpicas, él gana medallas nadando en un vaso de agua. El dinamismo se une a las sutilezas visuales gracias a un trabajo de montaje y fotografía que permiten que cada detalle ofrecido por su talentoso elenco esté tan al frente como las enormes copas de vino. Aunque el nombre de Belén Rueda se lleve (con justicia) la mayoría de las luces, el resto del cast eleva completamente un guion que ya de por sí resulta más interesante con cada minuto que pasa. Las grandes actuaciones del español Eduardo Fernández y el argentino Ernesto Alterio son quizás las únicas que podrían destacarse entre el resto. Todos los personajes son coloridos y levantan extrañas sospechas por igual, y por supuesto todos ellos tienen algo que esconder.
Aunque tenga labores impecables en todo aspecto técnico (como por ejemplo la muy buena banda sonora que nos estaba faltando destacar) y se encuentre dotado del talento justo para el proyecto tanto detrás como delante de cámara, hay detalles que terminan por “molestar” en la experiencia. No es ningún secreto que el cine del director español es por excelencia un cine de género, y de todas maneras ésta es una película en la que el tono sobrenatural que constantemente se sugiere nunca termina de encajar satisfactoriamente. Aún sin tener idea de que se trata de una remake, se siente inmediatamente como una adhesión tardía a la historia. Por más de que haya sido agregada de forma correcta por uno de los mayores especialistas en el tema, cada vez que los personajes o la música sugiere los efectos nefastos de este extraño eclipse termina sintiéndose como una distracción de los hechos que realmente competen a la narrativa.
A pesar de molestias que intentan cerrarse de forma no del todo satisfactoria hacia el final, la realidad es que “Perfectos Desconocidos” resulta una opción ideal para una salida entre amigos. Una propuesta que además de entretener con abundantes risas y tensión atrapante, sabrá cautivar a cualquiera que se vea reflejado en sus varios personajes.