El estreno de una nueva película de Álex de la Iglesia siempre es un hecho a tener en cuenta. Si bien el cineasta español es considerado algo irregular a la hora de hablar de sus realizaciones, al menos en lo referido a sus últimos trabajos, no podemos olvidar el hecho de haber engendrado es su momento cintas como la ya mítica El día de la bestia, la delirante y ocurrente Crimen Ferpecto, la traumática, aunque sumamente valiosa, La habitación del niño y la menospreciada 800 balas. No pasaron muchos meses de la llegada a las salas argentinas de El bar, que ya tenemos una nueva propuesta, aunque se trate de una remake de la notable película de Paolo Genovese Perfectos desconocidos, un film que fue un éxito en Italia, y que no es para menos considerado su brillante impronta.
La historia de Perfectos desconocidos inicia de la misma manera que su versión original; se trata de un grupo de amigos conformado por tres parejas y un soltero que se reúne a cenar en la casa de una de esas parejas, siendo Eva (Belén Rueda) y Alfonso (Eduard Fernández) los anfitriones. El último en llegar al punto de encuentro es el soltero, quien había prometido llevar a su nueva novia, pero termina arribando en solitario, lo cual decepciona un poco al resto de los invitados. Una vez dispuestos en la mesa, y tras comentarios que afirman que nadie tiene nada que ocultar, y que no hay secretos (ni entre parejas, ni entre amigos), porque se conocen hace añares, surge la propuesta de dejar los celulares a la vista de todo el grupo, y que todos tengan acceso a la llegada de mensajes, whatsapp y llamadas de cada uno, con la consigna inclusive de leer los mensajes en voz alta y poner las llamadas en altavoz.
Si bien no todos los integrantes lo toman como una buena idea, tras la insistencia de la mayoría, y el hecho de que aquél que no se anime deja en evidencia algún posible misterio, la alocada propuesta es llevada a cabo. Lo que iniciará como un simple juego entre amigos, conforme avance la noche, tomará un rumbo poco agradable.
Si bien el sello de Alex de la Iglesia por momentos se hace notar y genera algunas situaciones de tono hilarante, en la mayor parte del film el director español prefiere no arriesgar y respeta en demasía lo que es la historia original. Quienes no hayan visto la sobresaliente película de Genovese, se reirán naturalmente ante gran parte de la cinta; el problema reside en que muchos de esos chistes y ocurrencias son calcadas del film previo, la cual a lo largo de esta nueva versión, no hará más que hacer sobresalir a su predecesora. Tampoco es que todo lo agregado por Alex de la Iglesia sea categórico; mientras en algunos pasajes vale ciertamente la pena destacar su aporte, así como ciertos detalles, en otros cae en instancias mucho menos ocurrentes, de menor creatividad y hasta incluso algo burdas. El reparto es de altura, otro punto innegable, pero exceptuando la acertada actuación de Juana Acosta (tanto en lo referido a la concepción del personaje, como por la forma en que ella lo lleva adelante), ninguno del resto de los actores sobresale por encima de los originales; Rueda y Fernández cumplen, como es de esperarse, pero quizás se perciba que no alcancen el grado de entrañabilidad que logran transmitir Marco Giallini y Kasia Smutniak.
Por ende, esta nueva versión de Perfectos desconocidos se deja ver, y para quienes no hayan visto la original puede ser una propuesta más que interesante, y ciertamente entretenida, pero en la comparativa con su versión original, poco hay por rescatar.