Secretos en reunión
Un grupo de viejos amigos tiene la costumbre de juntarse a cenar. Eligen como fecha para la más reciente, la noche en que habrá un eclipse de Luna que planean ver desde la terraza. El otro atractivo de la velada será la demorada presentación de la pareja del amigo solterón del grupo: eso tiene tan intrigado al resto que hasta hacen apuestas al respecto.
Apenas comenzada la velada la charla los lleva hacia los borrosos límites de la privacidad en tiempos de celulares y redes sociales, por lo que una de las invitadas propone un juego a simple vista simple pero también bastante riesgoso: durante el tiempo que dure la cena todos los celulares deberán quedar sobre la mesa y cada llamada o mensaje que entre deberá ser automáticamente compartido con el resto.
Poco a poco, parejas y amigos van exponiendo sus secretos mejor guardados, detonando conflictos y confirmando que hay una diferencia importante entre las personas que creían conocer y las que realmente tienen enfrente.
Letra por letra
Toda la estructura de Perfectos Desconocidos (2018) es la de una obra de teatro, no solo porque casi todo sucede confinado dentro de un única locación, sino porque depende completamente de un guion ajustado al milímetro y el talento actoral de sus intérpretes como fórmula del éxito. Cada palabra es exactamente la que se supone que digan los personajes, algo fácil de comprobar habiendo visto la versión italiana que Alex de la Iglesia se limitó simplemente a traducir con escaso margen para cambiar algo.
Esto significa dos cosas: una es que nadie que haya visto la italiana tiene real motivación para ver la versión española, porque salvo por los últimos minutos es exactamente la misma película, casi al detalle. Y esos minutos que cambian el ya criticado final de la primera versión, no pretenden arreglarlo sino sólo hacerlo lo más explícito posible. Tampoco debería ir corriendo quien ande con ganas de ver alguna de las geniales comedias negras y absurdas que le dieron fama al director, su sello personal está completamente ausente de Perfectos Desconocidos y apenas asoma en pequeños instantes donde se permite agregar algo de violencia a las discusiones o resaltar cuestiones sobrenaturales que eran apenas insinuaciones en la película original.
Hechas esas salvedades, es una comedia muy efectiva que entretiene a fuerza de buen ritmo y diálogos afilados que no dan descanso, tirando un chiste detrás de otro con foco en las infidelidades y los secretos que se guardan en matrimonios de muchos años.
Conclusión
Salvo para el público que ya vio la versión italiana y que no encontrará nada nuevo, Perfectos Desconocidos (2018) es una comedia interesante y divertida, tomando la precaución de tener en cuenta que no guarda ninguna relación con el humor característico de Alex de la Iglesia.