Ser padres hoy
El film de Jennifer Westfeldt adopta algunos temas (y clichés) muy en boga por estas épocas: la crisis de los matrimonios, las nuevas parejas del siglo XXI, la posibilidad e imposibilidad de amistad entre el hombre y la mujer, los hijos y los amigos. Todo esto, aunque interesante, está mediatizado por el tono de la comedia romántica, para así conformar a un amplio público. Aunque con escasa innovación argumental, la directora propone una comedia dinámica y entretenida.
Jason (Adam Scott), un neoyorquino soltero de Manhattan vive en el mismo edificio que July (Jennifer Westfeldt), otra soltera treintañera. Sus vidas no son sólo cercanas por la distancia física sino que los une una amistad de casi veinte años. En medio de una cena con sus dos parejas amigas, todos acuerdan no modificar su forma de vivir si llegaran a tener hijos. Cuatro años después todo resulta al revés y las dos parejas ven revolucionadas sus vidas y su relación. Jason y July permanecen invictos, pero reconocen que no desean eso para su futuro. Deciden entonces tener un hijo juntos para evitar los típicos conflictos matrimoniales. Su plan perfecto llevado a la práctica generará la desconfianza de sus amigos y los conducirá a ellos a situaciones impensadas, no contempladas por su ideal de padres, supuestamente, deserotizados.
Plan Perfecto (Friends with kids, 2011) tiene resonancias de las conocidas series norteamericanas (y, específicamente, neoyorquinas) como Friends o Sex and the city, sobre todo en la manera de retratar los vínculos: siempre tan endogámicos y llenos de humor, ironías, y frescura; pero dentro del marco estandarizado, y políticamente correcto, de las clases medias altas, tan ajenas al contexto sociopolítico y cultural más que por algún chiste sobre Bush. Sin embargo la directora utiliza esos rasgos tan característicos para plantear el tema de los hijos concebidos fuera del matrimonio, y los cuestionamientos que dicha postura produce en un círculo de amigos que se dicen progresistas.
Westfeldt intenta mostrar que algunas estructuras no se cambian fácilmente. Aunque enraizada en la comedia, construye un guión donde enfatiza los conflictos y las tensiones que le sirven a su argumento, y consigue que los diálogos adquieran nivel dramático en los momentos apropiados. Sufre el mal de este tipo de comedias que se preocupan por una estética agradable (tanto en los escenarios como con los actores) sin mostrar algo que pudiera resultar de mal gusto, y que terminan banalizando alguna historias que podrían ser innovadoras o, al menos, distintas.