Planes experimentales
Jason (Adam Scott) y Julie (Jennifer Westfeldt) son dos adultos que mantienen una estrecha amistad, se cuentan todos sus secretos y se alientan mutuamente en sus conquistas amorosas. Como viven en departamentos contiguos en el centro de Manhattan, sus pasos se cruzan a diario. Ambos son liberales y se mueven en un círculo de amigos que tienen parejas estables con problemas propios del paso del tiempo y los que se originan por crianza de sus hijos, mientras matizan sus vidas con periódicas reuniones donde comparten cenas y problemas de la vida cotidiana. Un día Jason y Julie evalúan la posibilidad de ser padres sin mantener una relación de pareja, es decir que se unen para concebir un niño y luego cada uno seguirá con su vida de soltero. Cuando concretan la idea advierten que, mientras se turnan para criar a su bebé, la situación no puede resolverse mecánicamente. La idea que anima a la película es tan osada como las experiencias que se ven en la realidad, que muestra a quienes buscan la paternidad y la maternidad apelando a formas impensadas de relación. El resultado que logra la directora debutante es un filme entretenido, que muestra hasta dónde puede llegar la necesidad de los humanos y también desnuda cierta desaprensión por los derechos de los niños.