Plan perfecto

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una película que aunque de comedia tiene solo la premisa está bastante bien armada.

El dilema de los hijos. Un tema que ha sido tratado incontables veces en el cine y que sin importar cuál sea el género, adquiere ribetes trágicos. El año pasado se estrenaron dos comedias en carteleras sobre dos parejas que deciden ser “amigos con derecho a roce”; o sea mantener un vínculo íntimo constante sin vincular al romance. La película que nos compete parte de la misma tesitura solo que cambia al sexo por una de las consecuencias directas del mismo.

¿Qué cuentan y cómo lo cuentan?

A nivel guión, debo decir que esta película si bien tiene la premisa de una comedia romántica no se desarrolla como tal. Lo que no quiere decir que sea malo. Toma un tema y lo desarrolla: En este caso, la necesidad no solo de tener hijos, sino el dificultoso objetivo de traerlos al mundo y criarlos en un ambiente de amor. Que está ahí cuando llega la criatura, pero que corre el peligro de desaparecer entre quienes la concibieron. Los personajes deciden darle amor a un hijo pero sin perder la platónica y profundamente afectiva amistad que los une. Y esta tesis es la que da a la película un leve atractivo: Si la idea es tener un hijo dentro de una familia con amor, ¿Dónde está escrito que el amor de quienes lo conciben debe ser exclusivamente romántico?

Pero ¿Por qué llamar a esto comedia? Tiene la premisa de una comedia, hay algún momento que otro que te saca una risita, hay respuestas irónicas, pero no es una comedia.

Lo que le resta puntos a la película es que la pareja no pasa por ningún conflicto real. Salen airosos del desafío desde el vamos, y no es hasta el 3er acto que empiezan a surgir los conflictos y adoptan una resolución que es lo única característica que tiene de una comedia hecha y derecha. Hasta los conflictos que tienen con las parejas con las que salen por separado (Megan Fox y Edward Burns) están tratados superficialmente. El que los padres de los protagonistas estén involucrados pudo haber traído a la mesa un conflicto más que interesante; pero como son presentados aquí, se podía haber prescindido completamente de ellos.

A nivel técnica, no hay nada que decir, los rubros están puestos al servicio de contar esta historia, resaltando lo mejor de las interpretaciones. Nada más.

Altos Actores

A nivel actuación la pareja protagonista, Adam Scott y la guionista-directora de esta película, Jennifer Westfeldt, entregan una química creíble que se palpa en todo momento y con los diálogos justos la historia previa que une a sus personajes; lo que lleva a buen puerto la película pero sin ir más lejos. Hay muy buenas actuaciones de soporte de Maya Rudolph y Chris O’Dowd (de The IT Crowd) pero no pasan de ahí. Jon Hamm y Kristen Wiig (protagonista y guionista de Bridesmaids) están casi de adorno hasta el 3er acto de la película donde sus personajes terminan por dar solidez a la tesis que propone la película.

Pero me permito hacer una pequeña nota al pie para destacar que el Sr. Hamm, a pesar de su poca presencia, nos convence nuevamente que es un personaje de esta película y no una versión aggiornada de Don Draper, su personaje de Mad Men; la manera en la que con cada título cinematográfico consigue exitosamente alejarse del personaje que lo encumbró, habla muy bien de su versatilidad y su rango como actor.

Conclusión

Una película correcta en su concepción y ejecución. No hay muchas risas pero toman un tema y lo exponen lo suficientemente bien para que el espectador se aguante los 107 minutos de su duración.