Mafias en mediano conflicto
El título puede despistar. No se engañe. No va a encontrar el barrio que pintaba Manzi, nada de perfume de yuyos y de alfalfa, como decía el tango, sí "un poco de barro y pampa".
"Pompeya" da nombre a un guión que están escribiendo un director, un guionista y un chico que se inicia como guionista. Quieren hacer una película de gangsters en la Argentina y de las distintas posibilidades que se plantean para su realización surge "la película de la película". Habrá dos conflictos, el de los que escriben y sus problemas personales y el que surge de la imaginación de los guionistas.
Cine policial. Cine de gangsters, casi nada nacional, porque muy poco cine de género se ha visto en los últimos tiempos. Por eso las ideas que aparecen en el grupo tienen mucho que ver con Tarantino, John Woo, la mafia rusa, la coreana, pero ambientada en un barrio con olor a tango.
DIRECTORA ORIGINAL
El filme de esta joven directora de exótico nombre, Tamae Garateguy, tiene altibajos, pero es interesante y revela una creadora de ricos recursos y mano tan fuerte como la de algunos de los karatecas que utiliza en su película. Porque la Garateguy arremete sin piedad y abunda la sangre, el sexo, lo sádico y también el humor (orgía en la mejor tradición "dolce vita").
Cine con elementos experimentales, mucha cámara en mano, excelente despliegue fotográfico y cuidado montaje, "Pompeya" atrae con su fragmentarismo y esa discontinuidad característica.
Si es aficionado al género, no se asusta de la sangre y tiene ganas de ver un potable "padrino ruso" (muy bien Vladimir Yurabel), sádicos torturadores orientales, chicos que se dicen de villa, pero hablan y actúan como adolescentes de clase media en sábado a la noche en milongas pompeyanas con guapos y "percantas" (Jazmín Rodríguez se destaca), ésta es una opción. Con muy buen acompañamiento musical.