Más que ficción
En Pompeya (2010), primera película en soledad de Tamae Garateguy, la realizadora explora el género policial desde una búsqueda personal, jugando continuamente con la ficción dentro de la ficción.
Un grupo de guionistas se encuentra en pleno proceso de la escritura de una nueva película. En la historia tres jóvenes marginales se verán envueltos en una guerra fría entre la mafia rusa y la coreana. ¿Cuánto hay de ficción en esa historia que transcurre en el barrio de Pompeya y cuánto de realidad? Estará en el espectador descubrirlo.
Tamae Garateguy, una de las codirectoras de aquel fresco que se llamó Upa! Una película argentina (2007), somete al público a un relato plasmado de irracionalidad pero en tono satírico. Pompeya es una película que desde sus primeras imágenes prepara al espectador para recibir una cascada de sangre, pero también desde esos mismos planos se le avisa que lo que verá es una ficción pura dentro de la propia ficción. Aunque en algún momento los límites se rompan y como en una coctelera todo se mezcle y no sepamos bien si se está frente a la ficción que se está concibiendo para una próxima película o ésta se apoderó de la vida real del trío de autores.
Visualmente la realizadora no se priva de mostrar nada y en primeros planos, pero no gratuitamente sino caricaturizando o dándole una vuelta de tuerca al género, al menos como éste se trabaja en Argentina. Pompeya encuentra puntos de contactos en aquel cine oriental en donde todo es tan increíble que la propia historia se ríe de si misma, elementos que tan bien supo tomar Quentin Tarantino y que Tamae Garateguy los dota de un estilo propio.
Pompeya es una película insolente, distinta a lo poco que se hace dentro del género en estos lados del mundo, que encuentra el tono justo para plasmar en pantalla grande una historia tan increíble como real. Entretenimiento asegurado.