Porfirio

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Sabrá la historia de esta publicación, y luego la historia del cine comercial en la Argentina, la razón por la cual estoy hablando de la misma película tres meses después de haberla visto y corroborado su estreno en el Malba.
Supongo que esta es la instancia en donde escribir sobre una película se transforma en una suerte de apostolado. Los espectadores de “Porfirio” (entre los cuales me incluyo) sabrán de qué hablo a la hora de pensar, analizar, necesitar, y reclamar un espacio para todas las obras cinematográficas.
Un hecho real disparó esta realización. Un hombre discapacitado, harto de todo, decidió hacer justicia por mano propia. Porfirio llegó hasta las últimas consecuencias, sin embargo el director elige contar los antecedentes. Aquí es donde se encuentra el mayor atractivo de esta producción.
No me voy a aventurar con los nuevos términos. Encasillar a una obra como “docu/ficción” es, para quién escribe, un acto de cobardía artística. Me cito: “o haces ficción, o hacés documental, flaco” Es decir: ante todo soy espectador. Si sirve tomar una historia real para establecer un punto de vista sobre… no sé… la gente, la idiosincrasia, la política social, o lo que sea, genial.
Registrar con una cámara a gente, haciendo lo que hace la gente, no es necesariamente una construcción cinematográfica.
Para colmo no puedo quitarle valor a la decisión. El hecho que se desencadenó en noticia existió. Punto. Esto que vemos son las instancias previas a ser noticia en los diarios con el aditamento del protagonista real.
En todo caso hay una decisión de armar un contexto. Mostrar qué llevó a Porfirio a hacer lo que hizo, aunque los que nunca hayan escuchado o leído su periplo lo vean, no significa una identificación circunstancial. Es una historia más del hombre contra la burocracia, pero luego… ni las imágenes, ni los encuadres, ni los testimonios, ni nada parecido, nos acerca a la visión del artista.
Como si uno tuviera que tomar la parte por el todo.
“Porfirio” es la historia de cada uno con la burocracia, pero soy yo, en este caso, el que decide interpretar lo que vio. Tuve tiempo para hacerlo y escribir sobre ello. Usted es un posible espectador… Sinceramente no sé que decirle.
Supongo que, sin quitarle valores a “Porfirio”, me gusta guiarme por instinto a la hora de pagar una entrada. Para mí… el arte es, entre otras cosas, una toma de decisión. “Porfirio” es “una puerta a…” El tiempo es suyo.