No va a ser la primera vez que escriba algo así pero es bueno recordarlo: la gran mayoría de las remakes son innecesarias, más aún cuando se vuelve sobre un clásico indiscutido y popular. Es en esta categoría que entra Punto de quiebre.
Claramente el film está dirigido a quienes no hayan visto la cinta original de 1991 con aquella dupla sensacional que fue la de Keanu Reeves y Patrick Swayze porque sino no se entiendo que los realizadores no hayan podido canalizar siquiera algo de esa mística del film dirigido por Kathryn Bigelow.
Si sos una de esas personas que no vio la película original con seguridad que te van a fascinar las grandes secuencias de deportes extremos y la tensión. Porque incluso los puristas no pueden dejar pasar ello por alto.
El film está bien realizado, más teniendo en cuenta todas las idas y vueltas que tuvo a nivel producción y el director Ericson Core hace un trabajo decente en lo que es a ciencia cierta una “película de estudio” sin impronta alguna.
Donde se falla feo es en el cast y no por comparación sino porque esta nueva dupla no transmite sentimiento alguno y convierte al largometraje en algo frío cuando tendría que ser todo lo contrario.
De manera individual Édgar Ramírez está bien, él es un buen actor y su Bodhi tiene algo de carisma.
Pero Jonny Utah es el hielo mismo. La composición que realizó el australiano Luke Bracey es verdaderamente horrible.
Amén del personaje de Teresa Palmer, estereotipo total y marca de la misoginia de la cinta.
Pese a todos estos contrapuntos, vuelvo a recalcar que quien no haya visto la original encontrará una película divertida para ver y pasar el rato. Pero no más que eso.