Lo nuevo de Disney viene pixelado
El villano bueno de un antiguo videojuego protagoniza esta historia de aventura y mucho humor con toques retro. La animación está de fiesta.
La factoría Disney abre el año de estrenos en los cines de Argentina con una aventura que se ubica con comodidad entre lo mejor de su producción reciente. Ralph el demoledor es cine de animación de alta gama, montado sobre el amor por lo retro y con el clic puesto con notable certeza en el gusto promedio del público.
El Ralph del título es el personaje de un videojuego ya antiguo, pixelado, con una estructura y estética similar a la del Donkey Kong y similares, de esos que causaban furor en la década del 80 y que hoy son objeto de adoración por parte de coleccionistas y cultores de todo aquello que remita al concepto de que todo tiempo pasado fue mejor. De ese contexto, lo retro, lo que ya pasó, es que se escapa Ralph en busca de algo de reconocimiento, cansado de ser el villano del videogame.
Arrastrado por su travesía, el atropellado antihéroe que protagoniza la historia termina condecorado en un videojuego de guerra y luego parte de una aventura pop para teenagers.
Así es que "el demoledor" se transforma en pocos minutos en el accidentado copiloto de una niñita de carácter insufrible casi a cargo de una situación que aumenta en delirio a medida que avanza el relato.
Esta nueva producción de la Disney recobra parte de lo más refrescante de lo que fueron sus grandes éxitos junto a Pixar, además de plantarse con un nivel de animación superior en todos los ítems, lo cual, si bien no es noticia en el mundo de la industria de los "dibujos animados", vale remarcarlo porque el resultado visual es de alto impacto.
El relato es ágil, con numerosos guiños para los jóvenes y sobre todo para los adultos que se acerquen a las salas. El amor por lo retro está presente de principio a fin, incluso con el detalle de que algunos de los personajes se mueven pixelados en pantalla, con la dureza propia de las animaciones de décadas atrás.
Ralph el demoledor es un gran comienzo de año para el cine de animación, para las propuestas de la Disney y para la cinefilia en general. Una de esas opciones que deleitan a padres, hijos, sobrinos y todo aquel que se le anime a la propuesta.