Ralph, el demoledor se destaca por brindar un gran tributo nostálgico a los viejos videojuegos arcade que tuvieron su época de gloria en los años ´80 y ´90.
Una era que en la que estas opciones de entretenimiento eran realmente creativas y conservaban una inocencia especial que hoy se perdió con el tema de las consolas y las propuestas que salen a la venta.
La diferencia es que ahora la gran mayoría de los juegos que factura millones de dólares se concentran más en la violencia y en presentar historia oscuras, porque eso es lo que más se consume.
Este film nos brinda un gran recuerdo de lo que uno sentía cuando se encontraba con sus amigos a jugar en una sala de videos, que hoy son una especie en extinción.
El director Rich Moore, quien realizó episodios de Los Simpson, Futurama y The Critic, ofrece una muy buena comedia familiar que tiene sus mayores virtudes en la primera parte de la trama donde se presenta a los personajes y el mundo en el que conviven entre sí.
Escenas como el grupo de autoayuda de villanos o el retrato de la vida cotidiana de los protagonistas cuando los juegos no funcionan son momentos brillantes.
Hubiera estado bueno que la película explorara más estas cuestiones que luego se pierden en la historia.
Es como si Ralph, el demoledor estuviera dividida en dos segmentos distintos.
En el argumento tenés una primera parte muy creativa donde está excelente el trabajo que hicieron con la historia y el humor y una segunda mitad donde el film sigue los clichés clásicos del cine de animación occidental.
Para ser más concreto, a partir del momento en que Ralph entra al juego Sugar Rush y conoce a la niña Vanellope von Schwarts la historia decae por completo.
Lo que sigue es un collage de lugares comunes donde no falta el clásico villano resentido de Disney que ya pudimos ver en otros filmes como Los increíbles o Up. El mismo perfil de personaje.
Lamentablemente cuando la historia se encamina por ese rumbo el director tira por la borda todo lo bueno que había construido en la primera mitad del relato que era muy original e interesante.
Hacia el final la película pierde fluidez en la narración y la trama se vuelve innecesariamente larga.
Es justo destacar también que en materia de animación Ralph, el demoledor es impecable y sobresale especialmente el trabajo que hicieron con la construcción de los escenarios, que presentan las distintas estéticas que tenía los gráficos de los juegos arcade.
Los cameos de los personajes clásicos que todos adoramos en algún momento de la vida también son maravillosos y es una pena que un ícono como Mario Bros se quedara afuera por la codicia de los muchachos de Nintendo.
Ralph, el demoledor pese a tener sus fallas es una opción entretenida para los más chicos que logra robarle una sonrisa a los adultos por el recuerdo nostálgico que brinda sobre las salas de videojuegos.