Un villano bondadoso
Ralph el Demoledor (Wreck-it Ralph, 2012), la película animada dirigida por Rich Moore (director de Los Simpson y Futurama), es un homenaje a los videojuegos clásicos, sobre todo a los pioneros que tanto marcaron generaciones anteriores. Al mismo tiempo es una película que extrae referencias de otras películas de animación muy bien conocidas pero sin perder su autonomía. Y así es como se vuelve una propuesta atractiva al plantear un novedoso estilo visual, aprovechando el 3D sin olvidar la aventura, el humor y la enseñanza dirigida al público infantil.
La historia se centra en Ralph (John C. Reilly), el villano del videojuego Repara-Felix Jr, quien tiene la única misión de destruir todo. Sin embargo, después de treinta años de dedicarse a lo mismo se siente molesto e inconforme de siempre ser el villano. No se acepta tal cual es e incluso para tratar sus problemas existenciales se reúne con los villanos de otros videojuegos (y ahí aparecen los personajes de Street Fighter, Super Mario Bross., Mortal Kombat y muchos más) que le dicen que debe aceptarse como es. Y hasta descubre que sus compañeros del juego Repara-Felix no lo quieren y lo opacan exactamente frente a Félix a quien le entregan medallas en premio por sus buenas acciones. Ralph molesto decide ir en busca de su medalla y demostrarles a todos que puede hacer una buena acción y cambiar su imagen de malvado destructivo.
Con un lenguaje visual sumamente atrapante, la película construye el mundo de los personajes de videojuegos, pues estos cobran vida cuando no están siendo manipulados por los niños. Y tiene una estación central donde todos se conectan. Ahí es donde se percibe cierto aire de Toy Story (1995) y de Shrek (2001). Sn embargo, Ralph el Demoledor es la historia de un hombre corpulento pero ordinario (no robotizado ni proveniente de ningún cuento mágico) que ha tenido el papel de villano por muchos años y, como quiere ser bueno, tendrá que sumergirse en otros juegos. Y ahí es donde aparece el lucimiento tecnológico con los cambios de escenario, de colores y el despliegue de la acción. Y todo sucede en videojuegos de formato conocido, haciendo que Ralph termine en “Sugar Rush” una carrera de autos donde tendrá que ayudar a Vanellope a ganar.
Sin duda su objetivo principal es el público infantil por las formas y colores (además de manejar un mensaje y trasfondo positivo en las secuencias), pero Ralph el Demoledor logra mantener una línea argumental hábil y entretenida, plagada de humor y aventura a tono de las grandes películas de animación. Y está hecha para un espectador de cualquier edad. Justamente por la manera como se combinan los distintos elementos para distintos públicos (infantil y público de mayor edad) hace de la película un producto novedoso.
Es decir, que la nueva película de Disney toma elementos ya básicos como la fuerza, el valor y la amistad para retomar a los videojuegos y así continuar con la renovación de su estilo, con personajes que se adentran en mundos llenos de fantasía.