En una época en que la nostalgia está a la orden del día y vuelve oro todo lo que toca, el consagrado cineasta Ernesto Baca se despacha con esta oda al fílmico que lejos está de responder a la lógica del mercado. Por el contrario, pone en tela de juicio todo lo que hoy creemos que sabemos sobre el cine y sus producciones, experimentando con el celuloide objeto de su afecto y citando a Guy Debord.
Con una mezcla entre documental en primera persona y (ciencia) ficción, esta película experimental rompe con los parámetros del género, mientras propone imágenes y pensamientos que nos hagan reflexionar sobre lo que él llama “reflejos falsos” de un cine para masas, repetitivo y falto de pasión. En el medio, entran en escena elementos autobiográficos y una parábola que compara religión con cine, con toques de humor y autocrítica.
El “Club del Super 8” y el “Proyecto Argenta” cobran una dimensión protagónica, como últimos refugios de este apasionado por el celuloide que, junto a otros aficionados, buscan rescatar lo que puedan de una época dorada. Mediante experimentos y otras propuestas, Baca y compañía se postulan como los salvadores del film, y a través del retrato de este proceso el cineasta va construyendo una especie de despedida a su gran amor, con la esperanza de que algún día reviva.