Experimento experimental
Ernesto Baca reflexiona sobre la materialidad del celuloide, soporte cinematográfico reemplazado hoy en día por el digital. En la pérdida de sus cualidades distintivas, aparecen dilemas existenciales asociados a lo tangible del soporte, la conservación del fílmico y la manera de representar.
Estas reflexiones también le sirven de excusa para hablar de qué es lo representable, un recorrido por su propia vida y obra “representada”, y la elaboración del Proyecto Argenta: la producción de manera artesanal de celuloide. Se trata de un experimento filmado al modo de los experimentales films de vanguardia de la década del veinte.
En este experimento experimental, inspirado en textos de Guy Debora llamados La sociedad del espectáculo, hay una reiteración al infinito: repetición de formas, de reflexiones, de propuestas que van desde las posibilidades de representación hasta dilemas políticos económicos con la forma de consumir el cine. Entre ellas y los retazos documentales, hay un juego no figurativo con las posibilidades de la imagen fílmica y, a su vez, la ficción del propio Baca hablando de sí mismo. Todo narrado con la voz monocorde del propio realizador que hacen aún más reiterativa la película.
Se suma el chiste del experimento propiamente dicho: Baca y su ayudante femenina vestidos de científicos con tubos de ensayo generando la composición química para crear "el material fílmico" como si se tratara de un programa de cocina.
Requiem para un film olvidado (2017) propone el juego y plantea varias reflexiones sobre el tema. El problema es que la misma repetición hasta el cansancio de imágenes e ideas, congestionan la capacidad de recepción. Su duración de largometraje (70 minutos) atenta contra las propias ideas del film. Por algo los experimentos cinematográficos de las vanguardias del año veinte no superaban en promedio los quince minutos.