Milla Jovovich, una experta en acción
Después de diez años de luchas contra los zombies de la tenebrosa corporación Umbrella y de cuatro películas plagadas de combates contra muertos vivientos de todo calibre, lo único que queda claro es que Milla Jovovich se convirtió en una de las grandes heroínas del cine fantástico moderno, y que sus fans no quieren dejar de verla en acción.
Justamente acción es lo que no falta en esta cuarta secuela del film de 2002 inspirado en un videogame, y a favor del director y guionista Paul W. S. Anderson es que realmente sabe cómo sacarle el jugo a esta franquicia, dándole nuevas variantes a cada entrega para que, si bien todo es más o menos parecido, no llega a ser más de lo mismo.
En este capítulo la heroína se encuentra atrapada por la temible Reina Roja (es decir, la supercomputadora de Umbrella con rostro de niña que quiere controlar el mundo), y debe escapar de una serie de instalaciones en el norte de Rusia donde la corporación tiene entornos que simulan ciudades como Nueva York o Moscú para probar sus armas más letales y vendérselas a los respectivos gobiernos luego de ver su capacidad destructiva.
En su fuga se encuentra con distintos personajes de las películas anteriores, muchas veces sin que ellos sepan cómo demonios están ahí o qué es lo que está pasando, ya que un inteligente recurso del guión es dejar que la Reina Roja traiga al presente clones de distintas personas que, si bien mantienen sus sentimientos originales, están totalmente ajenos a las circunstancias actuales en las que transcurre la historia.
Pero el fuerte de estas películas no es precisamente el argumento, y aquí como en las anteriorres la superacción y el «gore» dominan la pantalla de principio a fin, a lo que hay que sumarle excelentes gráficos de la dirección de arte dispuestos para potenciar al máximo el 3D digital, por lo que se recomienda ver este film en pantalla grande.