La dupla Paul W.S. Anderson-Milla Jovovich, profetizamos, será alguna vez objeto de estudio. La serie Resident Evil, basada en un muy famoso juego de video, es una especie de actualización de la clase B a las posibilidades de gran espectáculo que proveen hoy las imágenes generadas por computadoras. Pero es eso: aventuras a granel y con cada vez más explosiones y movimientos en cámara lenta. Uno podría decir que con eso solo no alcanza para que el film tenga alguna calidad, que eso es algo que cualquiera puede hacer en estos días, incluso apelando a la truculencia sangrienta de esta guerra de zombies eterna en la que la pobre -o no tanto- Alice está embarcada desde hace más de una década. Pero hay que saber moverse para parecer heroica, hay que saber saltar y apuntarle a los zombies cuando la actriz está rodeada, en el set, de nada. El regreso de la gran Michelle Rodríguez (experta en esto de patear traseros en medios virtuales) y el absurdo y divertido despliegue visual 3D completan el caramelo violento para los ojos.