Toda la vida en peligro
Paul W.S. Anderson retoma la saga nacida en un videojuego que saltó a las pantallas de cine. El mortal virus “T” creado por la Corporación Umbrella transforma a las poblaciones que ataca en legiones de muertos vivientes que se alimentan de carne humana y amenazan con extinguir la especie. Alice (Milla Jovovich) es la única persona en el planeta que puede hacer frente a tamaña amenaza. En su búsqueda tan alocada como desesperante, la mujer descubre datos de su misterioso pasado. Puesta tras las huellas de los responsables de la epidemia, la implacable Alice pasa de Tokio a Nueva York con escalas en Washington y Moscú, en un raid de sangre y fuego que no da respiro. La historia que nunca termina (el filme es el segundo de una trilogía) es una sucesión de pulcras acciones vertiginosas y violentas, que incluye la exhibición de armas tan variadas como letales. El vértigo desnuda la falta de contenidos y la historia se asemeja demasiado a un juego en el que no se puede participar y sólo queda ocupar el lugar del espectador de un filme que se desvenece en la memoria.