La venganza será terrible
Con Resident Evil 5: La venganza (Resident Evil: Retribution, 2012) no se puede esperar algo muy distinto a lo que se venía viendo en las anteriores entregas, algo que el fanático de la saga seguramente sabe de antemano. Pero esta quinta parte, escrita y dirigida una vez más por Paul W.S. Anderson, dobla la apuesta, muta hacia otros subgéneros y no necesita seguir siendo fiel al video juego para valerse por sí misma y convertirse en una de las mejores películas de acción y, si se quiere, de zombies, después de las de George A. Romero.
Alice (Milla Jovovich) vuelve a despertar en uno de los centros clandestinos de Umbrella y la historia comienza exactamente donde culminó la película anterior. Un ralenti hacia atrás y la protagonista nuevamente relata lo ocurrido en el laboratorio de la compañía mediante el clásico “My name es Alice…”. Ella tendrá que enfrentar otra vez a quien desea aniquilarla y deberá luchar y tratar de escapar pasando por Washington, Nueva York, Moscú y Tokio como nuevos destinos.
Repasando un poco la historia y el proceso, Resident Evil encierra una mística especial. Comenzó siendo un exitoso video juego de zombies que no daba miedo, sino una gran satisfacción por matar personas que ya estaban muertas. Con la película apareció el personaje de Alice (y se conservaron otros originales) y apareció además una clara crítica a la sociedad contemporánea y, para muchos, una discusión aun vigente en torno a las atrocidades que llevan a cabo algunas de las grandes corporaciones mundiales.
La clonación, las mutaciones y los experimentos con el cuerpo estaban a la orden del día y el primer film que contenía el suspenso y el terror justos pasó a convertirse en toda una saga de pura acción, efectos especiales y algo de gore. Para muchos, Resident Evil no es lo que solía ser y ha perdido su esencia y seguramente los fanáticos del video juego estén indignados con las últimas entregas, pero hay que rescatar el trabajo de Anderson de crear cosas nuevas, de darle cada vez más vida a la historia, de la evolución de los personajes y de cómo los construye y reconstruye, haciéndolos aparecer cada vez que puede: la antigua amiga de Alice, Jill Valentine (Sienna Guillory), la teniente Rain Ocampo (Michelle Rodriguez) y el recordado Carlos, interpretado por un respetable Oded Fehr.
Anderson, especialista en la ciencia ficción y en recrear historias de video juegos, se arriesga no ya a seguir hablando sobre el famoso y mortífero Virus T que hace dos películas se “comía” a poblaciones enteras, sino que encara al espectador desde el impacto en la primera escena con un increíble plano secuencia hasta el final con una extraordinaria y reveladora panorámica.
Si las cuatro entregas anteriores daban un respiro o un halo de esperanza, aquí ocurre todo lo contrario para dar un giro conceptual muy importante. Este quinto film es el más catastrófico y el menos optimista de todos. El terrorífico futuro que plantea, el devastador mundo que construye y la reivindicación del épico final de Resident Evil 4: La resurrección (Resident Evil: Afterlife, 2010) parecen ser las antípodas del planteo de una guerra.
Con varias sorpresas y vuelcos inesperados, Resident Evil 5: La venganza es ideal para disfrutarse en la pantalla grande y en 3D y siempre fiel a su premisa: una audaz mezcla de apocalipsis, chicas sexys, zombies y una muy buena banda sonora en una trama excelentemente contada en cada entrega, que sigue dejando finales abiertos.