Recuperar el sentido de la vida
El documental de Raúl Viarruel indaga en el caso de Víctor Saldaño, único argentino condenado a muerte en Estados Unidos.
Víctor Saldaño es un cordobés cuyo mayor deseo era conocer el mundo. Por eso emprendió un largo viaje que lo llevó desde Argentina hasta Estados Unidos, periplo que le demandó ingresar a diversos países de forma ilegal. El objetivo fue cumplido en parte, porque la historia no terminó bien; el viaje a Saldaño no le proveyó herramientas para una mejor calidad de vida, y un asesinato que cometió en 1995 terminó sellando a fuego su destino. Aún hoy vive en el “corredor de la muerte”, en Texas, producto de la condena que Viarruel expone y revisa en su documental.
Este retrato apela a dos tiempos; el del pasado, gracias a una grabación facilitada de forma clandestina, en la que Saldaño –tras ser detenido- es interpelado por un policía. Grabación a la que se suma el testimonio de su madre, quien no bajó nunca los brazos y aún a la distancia trabajó por el bienestar de su hijo. El presente se enfoca en la batalla legal y diplomática que se ha librado para revisar el caso y promover una mejora en las condiciones de vida del hombre, en tanto condenado a la pena capital. Producto de ese accionar, se consiguió la aprobación de una ley que desestima las condiciones raciales y socioeconómicas cada vez que se debate la aplicación de una condena.
Saldaño, el sueño dorado (2014) es la ópera prima de un periodista, y eso se nota en el devenir del relato. En principio, por la distribución de la información, ofrecida de forma clara y concisa al espectador. Pero el documental margina un tanto las cuestiones formales, dado que privilegia el contenido en detrimento de la forma, y no tendría por qué ser así. El centro neurálgico es el testimonio de Saldaño, que ingresa en una dialéctica por momentos distante con los otros testimonios. Entonces, entre los hechos del pasado y la necesidad de revisar la ley en el presente, hay una gran ausente: la mente del protagonista, que hoy en día está sumamente maltratada por las vejaciones a las que se la ha venido sometiendo. Ese aspecto, el más inasible y menos “programático” en términos de edición, es el que al realizador menos le interesa exponer, a juzgar por los resultados finales.
Queda claro que Saldaño, el sueño dorado es un valioso trabajo, en tanto que expone un caso particular que genera un mayor interés por estas latitudes. Si bien hoy la pena de muerte es rechazada a escala global, todavía persiste en varios estados del mundo. No es llamativo que en Texas siga existiendo, más aun tratándose de uno de los espacios más conservadores de Estados Unidos. Viarruel entrega un trabajo en donde los testimonios se suceden de forma televisiva, si bien hay algunos hallazgos; el más conmovedor nos muestra la senda que, de puño y letra, trazó Saldaño, un mapa de cada uno de sus pasos hasta llegar al triste presente, que –paradójicamente- lleva tantísimos años.